Es muy, pero muy común que cada cierta cantidad de horas las personas sientan la necesidad de comer algo antes de sus horas de comida. Por lo general, y especialmente en las oficinas, las opciones de conseguir un snack saludables son pocas, por lo que nos conformamos con golosinas o alimentos no muy nutritivos.

Esto se ha convertido en un mal hábito del cual muchas veces no somos conscientes, y que terminan por hacernos subir de peso, ya que la mayoría de los productos al que se tiene fácil acceso están llenos de azúcar y grasas. “Muchas veces, el picoteo está más relacionado con un mal manejo del estrés, por ejemplo, que con el hambre”, señaló al diario El País, Irene Bretón, de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición.

Pero no sólo durante las horas laborales ocurre este problema, pues cuando se llega a casa la gran mayoría decide abrir el refrigerador y recompensarse por un día pesado con algún alimento delicioso, pero no nutritivo. En ese momento, lo mejor es cerrar la puerta, ir a descansar unos minutos, preferir el agua en lugar de bebidas o jugos con azúcar, y por supuesto aprender a diferenciar la sed del hambre.

Según la profesional, estos picoteos son una respuesta “inapropiada” a los estímulos, la cual puede ser controlada tomando algunas medidas simples como planificar cada comida, incluso aumentando la frecuencia de éstas, dándoles la importancia que le damos al desayuno, almuerzo, once y cena. “Debemos controlar un aspecto tan importante de la vida como es la alimentación”, explica Bretón.

Es por esto que el mismo diario español, asesorado por varios especialistas en el tema, elaboró un decálogo que puede ayudar a dejar los picoteos entre comidas. Revisa a continuación las recomendaciones entregadas por este medio.

1. Coma cinco veces al día para eludir atracones y frenar el apetito entre horas.

2. Divida el desayuno en dos: una a primera hora y la otra a media mañana.

3. Las comidas principales (almuerzo y cena) tienen que ser completas.

4. Incorpore una merienda saludable a media tarde, como una pieza de fruta fresca, un bocadillo pequeño o unos cuantos frutos secos tostados o crudos (no salados). También puede ser una buena idea un yogur desnatado, unas tortitas de cereales o unos bastoncillos de zanahoria.

5. Planifique la alimentación si va a pasar todo el día fuera de casa. A menudo, nos preparamos la comida pero no pensamos en lo que comeremos a media mañana o media tarde. “Una buena planificación es fijar unos horarios regulares”, apunta Mireia Carbonell, nutricionista y tecnóloga de los alimentos.

6. La compra es el primer paso que marcará lo que tenemos en la despensa. Vaya al “súper” cuando no tengamos hambre para no comprar más de la cuenta.

7. Haga actividades divertidas para librarse de la ingesta por aburrimiento.

8. Relájese y respire profundo antes de comer para no hacerlo por tensión o ansiedad. Las infusiones de hierbas ayudan. Sin azúcar, por supuesto.

9. Evite comer rápidamente: sea consciente de ello mientras mastica. Para este fin, le ayudará no ver la televisión al mismo tiempo.

10. Beba agua durante todo el día, no solo durante las comidas principales.