El presidente ruso Vladimir Putin agradeció el sábado la “contribución” de los aliados a la victoria de 1945 sobre la Alemania nazi pese al desaire de los líderes occidentales, ausentes de la celebración en Moscú del 70 aniversario del fin de la guerra.

“Hay que recordar que es el ejército ruso el que, tras un asalto a Berlín, puso punto final a la guerra contra la Alemania hitleriana”, declaró Putin, en un discurso ante los 16.000 soldados congregados en la Plaza Roja, antes del inicio de un gigantesco desfile militar.

A pesar de la ausencia de líderes occidentales, que reprochan a Rusia su papel en el conflicto en Ucrania, Putin consiguió reunir para la ocasión a los presidentes chino Xi Jinping e indio Pranab Mukherjee y a su homólogo egipcio Abdel Fattah Al Sisi.

También estuvieron en Moscú el cubano Raúl Castro y el venezolano Nicolás Maduro, entre otros líderes mundiales.

“La Unión Soviética participó en las batallas más sangrientas” dijo el presidente ruso en su discurso, en referencia a los más de 25 millones de soviéticos que murieron en la guerra.

“Agradezco a los pueblos del Reino Unido, Francia y Estados Unidos su contribución a la victoria. Doy las gracias a los diferentes países antifascistas que participaron en los combates contra los nazis en las filas de la resistencia y en la clandestinidad”, declaró, antes de guardar un minuto de silencio por las víctimas de la guerra.

Con sus palabras de agradecimiento, Putin quiso mostrarse conciliador con los occidentales y no aludió a la amenaza “fascista” del gobierno prooccidental de Ucrania.

Más tarde, en una recepción con los dirigentes presentes en Moscú, Putin agregó que “el espíritu de alianza forjado en la II Guerra Mundial debería servir hoy de ejemplo”.

El desfile militar en la Plaza Roja de Moscú contó con la presencia de una veintena de dirigentes extranjeros ante cientos de miles de espectadores.

Rusia aprovechó la ocasión para exhibir su moderno armamento, como el Tanque Armata T-14, considerado uno de los más potentes del mundo, o misiles balísticos intercontinentales de cerca de 50 toneladas.

Los militares también hicieron desfilar una réplica de la bandera soviética izada sobre Berlín en mayo de 1945.

Tras el desfile, más de 160.000 personas se agolpaban en el centro de la capital para formar un inmenso cortejo durante el cual portarán los retratos de sus padres o sus abuelos, veteranos de la guerra.

Por la noche están previstos conciertos y fuegos artificiales simultáneos en diez lugares distintos de la capital.

Gran Guerra Patriótica

La conmemoración coincide con la fuerte tensión diplomática entre Rusia y los países occidentales. Los pocos responsables europeos presentes en Moscú —entre ellos representantes checos y eslovacos o el ministro de exteriores francés Laurent Fabius— no asistieron al desfile militar.

La canciller alemana Angela Merkel tampoco estuvo este sábado en Moscú aunque se espera su llegada el domingo para entrevistarse con Vladimir Putin y visitar la tumba al Soldado Desconocido.

La ausencia de europeos no parece preocupar al presidente ruso, que mantiene intacta su popularidad en un país donde la victoria de 1945 se ha convertido en casi un mito.

Desde hace varios días, Moscú y las grandes ciudades rusas preparan la conmemoración de esta “Gran Guerra Patriótica”, el nombre con el que se conoce en Rusia la II Guerra Mundial desde los tiempos de la Unión Soviética.

Incluso la figura de Stalin, el dictador responsable de la muerte de millones de soviéticos, parece estar siendo rehabilitada en los últimos meses.

Según un sondeo del centro Levada, cerca de un 50% de los rusos piensan que los “grandes objetivos” que tenía la Unión Soviética justifican los sacrificios que Stalin impuso a su pueblo. En 2008 sólo un tercio de la población pensaba así.

En los últimos meses han aparecido en varias ciudades rusas, en particular en Crimea —la península ucraniana anexada por Rusia en marzo de 2014— carteles y bustos representando a Stalin, el “generalísimo” de Unión Soviética y vencedor de la Alemania Nazi.