Tanto en Rusia como en Europa y Estados Unidos, lo mismo que en nuestra América Latina, este 1 de Mayo deja la impresión de que los trabajadores organizados del mundo han comenzado a despertar de su letargo y están dispuestos a hacer uso de las escasas fuerzas que les van quedando.

Aquí en Chile, por primera vez se produjeron dos concentraciones simultáneas de las organizaciones sindicales en Santiago.

Sin duda a la luz de los escándalos en que los partidos políticos aparecen mendigando propinas a los grandes empresarios de la banca, la industria y el retail, la postura ha sido exigir que las grandes reformas indispensables para extirpar la gangrena de la corrupción, y sobre todo la reforma constitucional, sean sometidas al escrutinio y el veredicto de la ciudadanía, del pueblo de Chile.

Es decir, la unanimidad de los trabajadores chilenos no aceptan que esos mismos partidos corruptos y amancebados por el dinero de los ricos, sean los que decidan entre ellos cuáles van a ser las reformas y qué textos se meterán en las nuevas leyes.

Lo más notable es que estas demandas sindicales en Chile son prácticamente las mismas que en España está planteando la izquierda izquierdista, el movimiento Podemos y más o menos la mitad de las bases del Partido Socialista Obrero español.

Y es también exactamente lo mismo que está planteando en Brasil el gobierno de Dilma Rousseff y el Partido de los Trabajadores, en sus concentraciones gigantes de Sao Paulo y Río de Janeiro.

Escucha la crónica completa de Ruperto Concha a continuación: