El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu logró este miércoles por la noche formar una coalición de gobierno tras un acuerdo con el partido ultranacionalista Hogar Judío, indicaron fuentes cercanas a la negociación.

El líder de Hogar Judío, Naftali Bennett, confirmó en Twitter que habían llegado a un acuerdo entre su partido y el Likud de Netanyahu, con lo que este alcanza al mínimo de 61 bancas sobre 120 en el parlamento para gobernar.

“Las negociaciones han terminado, la campaña ha terminado, ahora debemos ponernos a trabajar”, declaró Bennett.

Netanyahu y Bennett harían una declaración conjunta a la prensa en la Knesset ante de medianoche.

El primer ministro tenía hasta la medianoche de este miércoles para conseguir, en el parlamento tras las legislativas del 17 de marzo, una mayoría que le permitiera gobernar.

Netanyahu señalará ante el Parlamento, según declaraciones avanzadas por su partido, Likud (derecha), “saliendo de aquí llamaré al presidente y al de la Knesset para decirles que logré formar un gobierno”.

Sin este acuerdo de última hora con Hogar Judío, el presidente Reuven Rivlin habría debido encargar a otro diputado la formación de un nuevo gabinete.

Netanyahu disponía de este plazo para formar su cuarto gobierno y satisfacer las exigencias de sus potenciales socios de derecha.

Las últimas horas dieron lugar a una guerra de nervios entre Netanyahu y Bennett, dos hombres que mantienen malas relaciones personales. La prensa recalcaba que Bennett había puesto su teléfono móvil en modo avión para que no se lo pudiera localizar durante varias horas durante el martes.

No obstante, los comentaristas consideraban que ambos dirigentes terminarían llegando a un acuerdo. En Israel, las negociaciones para formar un nuevo gabinete suelen durar hasta último momento.

Este cuarto gobierno de Netanyahu enfrenta desafíos mayores: las amenazas a la seguridad israelí en todas sus fronteras, la posibilidad de un acuerdo nuclear internacional con Irán, el gran enemigo, la restauración de los lazos deteriorados con Estados Unidos, la ofensiva diplomática y judicial de los palestinos, el costo de vida y las desigualdades sociales.

El gran aliado estadounidense dejó claro que observaba con atención la formación del gobierno israelí.

Al momento de enfrentar estos desafíos, “Netanyahu se encuentra en una situación difícil de controlar. La primera cosa que hará mañana (jueves) a las 08H00, es tomar el teléfono y trabajar por una coalición con el partido Laborista”, dijo a la AFP el politólogo Emmanuel Navon.

Un gobierno de coalición sólido

El primer ministro saliente había afirmado que había disuelto el anterior gobierno para acabar con la indisciplina de su gabinete y formar una coalición sólida después de las elecciones, que convocó de forma anticipada.

Su triunfo inesperado en los comicios del pasado 17 de marzo pareció darle la razón y rápidamente empezó a negociar con varias formaciones nacionalistas y religiosas para formar una coalición en torno a su partido, el Likud (conservador).

Su objetivo era conseguir una mayoría de 67 diputados en un parlamento de 120.

Pero su plan saltó por los aires el lunes, cuando Avigdor Lieberman, ministro de Exteriores saliente y jefe del partido nacionalista Israel Beitenu, anunció que sus seis diputados no participarían en un gobierno fundado en el “oportunismo y el conformismo”.

Hasta ahora, Netanyahu ha llegado a acuerdos con los dos partidos ultraortodoxos Judaísmo Unificado de la Torá y Shass, y con el partido de centroderecha Kulanu.

Netanyahu había hecho a Hogar Judío “una oferta sin precedentes” al prometerle las carteras de Educación, Agricultura, un puesto de ministro adjunto de Defensa y un puesto en el gabinete de seguridad.

Pero Hogar Judío quería más. Bennett reclamaba también el ministerio de Justicia para su partido.