Las autoridades de Israel intentaban este lunes calmar la cólera de los israelíes de origen etíope, después de las grandes manifestaciones de esta comunidad para denunciar el racismo y la discriminación.

El presidente Reuven Rivlin admitió “errores” por parte del Estado israelí, y el primer ministro Benjamin Netanyahu tenía previsto recibir a representantes de la comunidad a lo largo del día.

Más de sesenta policías y manifestantes resultaron heridos el domingo por la noche, según un nuevo balance de la policía, durante una manifestación que derivó en enfrentamientos. Este lunes, la policía anunció que había detenido a 43 personas en la protesta.

Los manifestantes lanzaron piedras, botellas, volcaron un vehículo de la policía e intentaron, en vano, atacar locales del Ayuntamiento. La policía montada cargó contra ellos arrojando granadas aturdidoras.

La manifestación congregó a 10.000 personas según la prensa y unas 3.000 en estimaciones de la policía, tres días después de una marcha en Jerusalén que también terminó con incidentes.

“Herida abierta”

La manifestación había sido convocada en protesta por un video que muestra a dos policías golpeando a un soldado israelí de origen etíope, hace una semana en Holon, cerca de Tel Aviv.

El soldado, Damas Pakada declaró a la radio militar que no había podido participar en la manifestación del domingo por su condición de militar. “Estoy contra la violencia, pero hay que escuchar la voz de nuestra comunidad”, agregó.

El primer ministro prometió el domingo por la noche que “serán estudiadas todas las denuncias” contra la policía. “Pero no hay espacio para la violencia”, añadió.

El presidente Rivlin fue más lejos. El lunes consideró que los “manifestantes de Jerusalén y de Tel Aviv revelaron una herida abierta en el corazón de la sociedad israelí (…) Hemos cometido errores. No miramos, no escuchamos lo suficiente”.

El lunes se había anunciado una nueva manifestación frente a la oficina del primer ministro, pero la policía cerró todos los accesos al barrio, constató AFP, a pesar de la ausencia de manifestantes.

“Hartazgo general”

Según la Asociación Israelí de los Judíos Etíopes, sus ingresos son un 40% más bajos que los de la media de la población.

“La explosión de violencia del domingo no se debe únicamente a la violencia policial, expresa también un sentimiento de cólera contra la discriminación”, explicó Hagit Hovav, miembro de la asociación.

Wonde Akale, director general de las organizaciones de personas originarias de Etiopía en Israel, habló también de un “hartazgo general”.

“Los jóvenes de nuestra comunidad nacidos aquí, que forman parte del ejército, se sienten excluidos a causa de su color de piel. La sociedad israelí nos ha relegado a guetos”, lamentó.

En Israel viven más de 135.000 judíos etíopes, descendientes de comunidades aisladas, que las autoridades religiosas de Israel reconocieron tardíamente.

La decisión conllevó la llegada a Israel de 80.000 etíopes que han tenido que superar un abismo cultural y afrontar una integración difícil en la sociedad israelí.