Ya queda poco para que se cumplan 20 años desde el estreno de la película ‘Braveheart’, una obra producida, dirigida y protagonizada por Mel Gibson, que en 1996 se llevó cinco premios de la Academia, cuatro BAFTA y un Globo de Oro al mejor director.

Esta es una heroica historia que muestra la vida de William Wallace, un humilde escocés que levantó una gran rebelión contra los ingleses, para llevar a su pueblo a la libertad tras sufrir la pérdida de su amada, un hombre que venció en los campos de la batalla de Stirling, que fue traicionado por el noble Robert de Bruce y que murió gritando a la libertad… Bueno, todo eso en el marco de la ficción, porque la realidad dista de la historia presentada por Gibson hace ya dos décadas.

Si bien verdadero William Wallace se convirtió en un mito y en un héroe nacional, no tuvo tanta trascendencia histórica como en el film, no se pintaba la cara ni usaba faldas, ni tampoco luchó contra los ingleses por haber perdido a su esposa.

Es por esto que daremos una sólo pequeña pincelada histórica a este héroe, que vivió en una época en que los habitantes de Escocia respondían a un rey más que a una nación, y se identificaban de una forma distinta, lejana al nacionalismo mostrado en la cinta que, recién en las últimas décadas cobró una fuerza renovada.

Lee También: Triunfa el NO: Escocia elige quedarse en Reino Unido en ajustado referéndum

La historia

La verdad es que los datos históricos de este personaje son escasos y en muchas ocasiones se mezclan con los mitos, que incluso lo han elevado a la categoría de ‘suprehombre’ llevó el peso de una revolución en sus manos, en especial porque las historias sobre Wallace por lo general se basan en textos escritos casi dos siglos después de su muerte.

Los historiadores indican que William, descendiente de galeses e hijo del noble Sir Malcom Wallace, nació -posiblemente- en un periodo cercano a 1270 en Elderslie, un poblado del condado de Renfrewshire ubicado en el oeste de Escocia.

Era el segundo de tres hermanos y por ende su camino apuntaba originalmente hacia la vida clerical, ya que el primogénito era quien heredaba los dominios de la familia.

En 1290, su tierra natal cayó en una crisis por la muerte de Margaret I, la única heredera legitima del fallecido rey de Escocia, Alejandro III.

Originalmente Margaret fue reconocida por el rey Edward I de Inglaterra, quien tenía planeado casarla con su hijo para beneficiar la unificación con Escocia. Sin embargo, con la muerte de la única heredera se produjo una disputa por la sucesión entre las familias de nobles escoceses, que en ese entonces conformaban el consejo que suplía al rey. Una disputa que tuvo como protagonistas principales a los Bruce y los Bailleul.

Edward I | Autor Desconocido (DP)

Edward I | Autor Desconocido (DP)

Esta situación fue la que animó a Edward I a invadir Escocia y apoderarse de sus instituciones, siguiendo el mismo impulso colonizador que explica en parte su Edicto de Expulsión de los judíos en 1290, según Jesús López-Peláez, profesor titular de Filología Inglesa de la Universidad Jaén.

El rey Inglés, tras excluir del trono a John Bailleul debido al tratado que este firmó con Francia, y por la desconfianza que le tenía a la familia Bruce y a los otros nobles, se hizo con el poder de las tierras en que habitaba Wallace.

Con el pasar de los meses el descontento reinó en las tierras de Escocia, y ya en mayo de 1297 se registra históricamente la primera entrada de Wallace en combate. Se trató del ataque a la torre de Lanark, donde el escocés asesinó al Sheriff de los ingleses y dio paso al inicio de una rebelión que duró poco más de un año.

En septiembre de 1297 se llevó a cabo el primer gran combate liderado por Wallace: La batalla del Puente Stirling, lugar donde las tropas escocesas de Andrew de Moray vencieron a los ingleses, lo que llevó a que el desciente de galeses fuese reconocido como “El Guardián del Reino” en el nombre de John Balliol, a quien los rebeldes veían como rey de Escocia.

Wallace siguió presionando a Edward I hasta la batalla de Falkirk en 1298, cuando los escoceses fueron arrasados por los arqueros galeses.

Tras esto Wallace tuvo que huir y refugiarse en Francia, donde se le perdió el rastro hasta su regreso en 1303. Mientras tanto Robert Bruce y John Comyn quedaron como “Guardianes del Reino” temporalmente.

Para 1304 los nobles escoceses ya habían firmado una tregua con el rey de Inglaterra, quien ofreció una gran suma de dinero por la captura de Wallace.

En Agosto de 1305 Wallace fue capturado cerca de Glasgow, llevado a la torre de Londres, acusado por traicionar al rey de Inglaterra y sentenciado a muerte.

Para fines del mismo mes, William Wallace fue colgado hasta agonizar, arrastrado, destripado y finalmente descuartizado, y las partes de su cuerpo fueron enviadas a distintas partes de Inglaterra como advertencia para los enemigos de la corona.

La Película y los detalles

La verdad es que la historia y la película si coinciden en la descripción de la horrible muerte del héroe, pero en lo demás, la realidad fue menos romántica que lo expresado en la cinta de Gibson.

Eso sí, es importante recordar que hablamos de una película de ficción hollywoodense, dirigida por un australiano y grabada en Irlanda, con un guionista (Randall Wallace) que se basó principalmente en el poema “The Actes and Deidis of the illustre and Vallyeant Campioun Schir William Wallace” escrito por Blind Harry en 1470.

Sin hacer una crítica al film, que logró su objetivo y atrajo la atención tomando las libertades que la ficción le permite, buscamos algunas de las diferencias básicas con las versiones históricas.

- La Batalla del Puente de Stirling se llevó a cabo, precisamente, en un puente, y no en una planicie como muestra el film. Esto último sólo tuvo fines cinematográficos para dar más espectacularidad al combate, sin embargo el factor que dio la victoria a Wallace fue la astucia de pelear en un espacio estrecho, como era el puente, y la suerte de que este cediera con una gran cantidad de soldados ingleses.

«The Battle of Stirling Bridge» de Desconocido - C Hanley, History Of Scotland  | Wikimedia (CC)

«The Battle of Stirling Bridge» de Desconocido - C Hanley, History Of Scotland | Wikimedia (CC)

- Nunca hubo un abrazo fraterno entre los irlandeses que servían al rey Edward y los escoceses durante la batalla de Falkirk, que en realidad terminó como una masacre. Pero obviamente se necesitaba un toque de humor dentro del extenso film.

- Los escoceses no utilizaban pintura de guerra para el combate, pues esta costumbre era parte de la cultura de los Pictos, tribus descendientes de Caledonios que habitaron Escocia casi mil años antes que Wallace.

- La ropa usada por Wallace, similar a una falda -no confundir con el Kilt- corresponde a la de los habitantes de las tierras altas de Escocia, siendo que Wallace vivía en las tierras bajas.

- No hay rastros históricos de que se practicara el derecho ‘prima noctis’ en Escocia de esos años, y de hecho, no se tiene certeza de que su esposa Marian Braidfoot fuera asesinada por un Sheriff que provocó que Wallace se levantara contra los Ingleses, más bien los pocos e inciertos registros apuntan a que ésta murió años antes de que este participara de la revolución.

- La verdadera Isabella de Francia nunca conoció al héroe de la película, y menos pudo tener un romance con él, pues al momento de la muerte de Wallace, ella sólo tenía 10 años de edad.

Tampoco fue una mujer bondadosa como se muestra en el film, más aún la historia recuerda que, junto a su amante Roger Mortimer, planeó y ordenó la muerte de quien fuera su esposo, el rey Edward II. Según la leyenda fue empalado con una espada al rojo vivo mientras se encontraba cautivo en el castillo de Berkeley.

Isabella fue conocida con el apodo de “La loba de Francia”, según las historiadoras Alison Weir y Helen Castor.

Bruce y sus tropas tras la batalla de Bannockburn | Edmund Bleigh, Leighton (1909) (DP)

Bruce y sus tropas tras la batalla de Bannockburn | Edmund Bleigh, Leighton (1909) (DP)

- Quizás el más importante de los hechos errados apunta a Robert de Bruce, quien según los textos no traicionó a Wallace, no tenía un padre con lepra y de hecho, es considerado como el gran héroe de Escocia, de cuya historia nació el apodo “Corazón Valiente”.

La verdadera historia de Robert de Bruce está más documentada, y lo coloca como uno de los descendientes de David I de Escocia que ostentaban la corona, como el hombre que asesinó a John Comyn, su contendiente, para hacerse con ella y como el noble que fue excomulgado por este crimen.

Asimismo se muestra como el estratega que en 1314 logró la victoria en la batalla de Bannockburn, la cual consagró el triunfo escocés y dio paso a un periodo de casi trescientos años de independencia, según López-Peláez.

Pasó a ser el rey de Escocia y fue conocido como Robert I Bruce, que en 1328 firmó los tratados de paz con Edward II de Inglaterra, confirmando así de forma definitiva la independencia obtenida 14 años antes.

La leyenda curiosa en torno a Bruce señala que antes de morir, éste habría pedido llevar su corazón a Tierra Santa para expiar sus pecados, ya que en vida había prometido ser parte de las Cruzadas como penitencia. Sin embargo su mensajero, James Douglas fue atacado en Granada, lugar donde lanzó el corazón que llevaba en una pequeña urna gritando “ahora muéstranos el camino, ya que venciste, y yo te seguiré o moriré”. De aquí nace la historia de “Corazón Valiente”

Su corazón finalmente fue rescatado y devuelto a su país, y desde 1998 descansa en la abadía de Melrose, según los documentos del fallecido Donald Dewar, secretario de estado de Escocia en aquellos años.