A pesar de que sea un cliché, siempre se ha dicho que de un mal momento se puede sacar algo positivo. Esto fue lo que hizo un equipo de investigadores argentinos, quienes sorprendieron con el diseño de un ‘ecoladrillo’ utilizando un material bastante particular.

Luego de la erupción del Volcán Puyehue en 2001 los arquitectos Marianela Romero Hamsa y Alvaro del Villar, decidieron formar parte del programa de emergencia volcánica de la Universidad Nacional de Río Negro.

El plan fue realizado para mitigar las toneladas de cenizas que cayeron, las cuales produjeron diversos problemas económicos en el ámbito ganadero y agropecuario.

En la ocasión señalaron al diario El Clarín, que les preocupaba las consecuencias de la catástrofe en las viviendas de las personas. “Cuando vimos la enorme cantidad de ceniza, pensamos en usarla con una máquina que fabrica bloques para construir viviendas sociales”, explicaron.

Para esto hicieron diversas pruebas para probar la resistencia del producto, donde se confirmó no sólo como material para techumbre, sino que también como aislantes.

Los bloques que fueron secados al natural fueron hechos con espacios para cañerías y cables de luz, los que no resultan corrosivos. “Son bloques que permiten construir rápidamente: por ejemplo, en un día se podría tener una casa de 45 metros cuadrados”, aseguraron los investigadores.

Tras esto el proyecto en el cual también colaboró el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, comenzó a pensar en un nuevo desafío para crear una máquina que fabrique los ladrillos en mayor cantidad.

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