Decenas de miles de nepalíes asustados y sin alojamiento esperaban en las tiendas de campaña el lunes la ayuda de los socorristas llegados de todo el mundo tras el violento sismo que dejó más de 3.400 muertos por todo el país.

Dotados de equipajes especiales y acompañados de perros detectores, los equipos humanitarios internacionales desembarcaban con regularidad en el aeropuerto de Katmandú, en las afueras de la capital nepalí, que el sábado quedó arrasada por un potente terremoto.

El sismo de magnitud 7,8 ocurrido el sábado dejó 3.432 muertos y más de 6.500 heridos en Nepal, el terremoto más mortífero de los últimos 80 años, según el último balance publicado por el servicio de gestión de catástrofes del ministerio nepalí de Interior.

Según el fondo de Naciones Unidas para la Infancia, Unicef, casi un millón de niños necesitan ayuda urgente.

“Al menos 940.000 niños que viven en zonas muy afectadas por el sismo en Nepal tienen una necesidad urgente de ayuda humanitaria”, avisó el lunes la agencia mediante un comunicado.

En India, las autoridades informaron de que 67 de sus nacionales habían muerto. En China, al menos 20 personas perdieron la vida.

El temblor también desató un alud en el Everest, donde se confirmaron dieciocho muertes. Allí se encontraban al menos 800 personas, incluidos muchos extranjeros, según las estimaciones de responsables locales.

Además, el domingo se sucedieron réplicas del sismo que provocaron nuevos aludes en el Everest mientras los helicópteros evacuaban a los heridos de gravedad.

‘Hay mucho miedo y confusión’

En Katmandú, decenas de miles de habitantes pasaron otra noche en el exterior, en tiendas de campaña. El suelo todavía tiembla de vez en cuando y muchos no han pegado ojo en toda la noche, mientras trataban de protegerse de la fuerte lluvia bajo unos plásticos.

“Hay mucho miedo y confusión”, comentó Bijai Sreshth mientras intentaba escuchar por la radio algún mensaje del gobierno. “No sabemos qué va a pasar con nosotros ni el tiempo que vamos a pasar aquí”, lamenta este padre de tres hijos, que se se refugió junto a ellos, su esposa y su madre en un parque.

El portavoz del ministerio nepalí de Interior, Laxmi Prasad Dhakal, avisó que el país necesita helicópteros para las operaciones de socorro en las zonas rurales, así como agua potable y víveres para los supervivientes.

Las autoridades nepalíes explicaron que estaban haciendo todo lo posible para ayudar a las regiones aisladas más próximas al epicentro del sismo, situado a unos 80 kilómetros al noroeste de Katmandú.

“Hoy vamos a intentar encontrar a los supervivientes entre los escombros de los edificios derrumbados”, dijo a AFP Rameshwor Dangal, un responsable del servicio de gestión de catástrofes.

Los socorristas nepalíes reciben el refuerzo de cientos de activistas humanitarios llegados de países como China, India o Estados Unidos.

Unos 70 estadounidenses viajarán a Nepal y Washington anunció que desbloquearía 1 millón de dólares para ayudar al país.

Londres anunció por su parte una ayuda de 5 millones de libras, Canadá 5 millones de dólares y la Unión Europea 3 millones de euros.

Esta ayuda debería servir para financiar tanques de agua potable, medicamentos y refugios provisionales. India envió 13 aviones militares cargados de toneladas de alimentos y de cubiertas de lona.

Por su parte, Unicef anunció que enviará a Katmandú dos aviones de carga con 120 toneladas de ayuda humanitaria, incluidos medicamentos, tiendas de campaña y mantas.

Los hospitales están desbordados y los médicos, movilizados las 24 horas, trabajan en condiciones muy precarias. Los depósitos de cadáveres están saturados.

Nepal, como toda la región del Himalaya, donde se encuentran las placas tectónicas india y euroasiática, es una región de fuerte actividad sísmica.

En agosto de 1988, un sismo de magnitud 6,8 dejó 721 muertos en el este de Nepal. En 1934, un terremoto de magnitud 8,1 acabó con la vida de 10.700 personas en Nepal e India.