El presidente estadounidense Barack Obama describió el jueves la masacre de armenios bajo el imperio Otomano como una “terrible carnicería”, pero evitó el término genocidio, cuando los ánimos se caldean entre Armenia y Turquía en víspera del 100º aniversario del hecho.

El viernes marca un siglo desde el comienzo de la masacre desatada por las fuerzas otomanas, que Armenia afirma dejó un millón y medio de muertos, mientras que Turquía alega que 500.000 personas murieron, en su mayoría a causa de la guerra (1914-18) y por hambre, rechazando el término “genocidio”.

“El pueblo armenio fue deportado durante el imperio Otomano, masacrado y enviado a la muerte. Su cultura y tradiciones en su tierra de origen fue borrada”, dijo Obama en un comunicado de cuidada terminología.

La Casa Blanca ha evitado calificar el hecho como un genocidio, aunque en los últimos meses legisladores estadounidenses presentaron un proyecto de resolución urgiendo a Obama a reconocerlo como tal.

Durante su campaña presidencial de 2008, el Senador Obama había prometido “reconocer el genocidio armenio”.