Con una gran entereza la ex conductora de televisión, Paulina Nin de Cardona, está enfrentando el difícil momento de salud y económico que le ha tocado vivir.

Así lo demostró durante su participación en el programa de Canal 13 Vértigo, donde reveló la compleja situación en la que se encuentra. “En este minuto yo estoy bien. Estoy viviendo con lo justo, como mucha gente en este país. Pero sí he estado ‘cagada’ de plata al punto de tener que vender zapatos carísimos que tenía y carteras”, reconoció estoicamente en el espacio conducido por Cecilia Bolocco y Martín Cárcamo.

En el episodio emitido este jueves, la ex animadora del TVN, señaló que la mayoría de sus problemas comenzaron luego de una gran estafa de la que fue víctima por parte de su contador. Posteriormente a eso, no sólo perdió su casa, sino que también se separó de su marido. “Quedé absolutamente sola”, señaló.

Paralelamente, Nin de Cardona también tuvo que hacer frente a la enfermedad de Crohn que la aqueja desde hace varios años. “Yo tengo una enfermedad crónica, que no tiene cura y que es carísima. Ruego a Dios todos los días, por todos los miles de enfermos de este país, para que salga la ley Ricarte Soto lo antes posible“, dijo.

En la producción también comentó que para poder sobrevivir requiere de un medicamento que cuesta dos millones de pesos, los cuales ya no le es posible costear por sí sola. “Llegó un momento en que no pude seguir en la salud privada y ahora estoy en la salud pública, estoy en Fonasa, y me atiendo en el Hospital Salvador“, explicó.

Cada 6 semanas debe asistir hasta el centro asistencia para poder recibir su vital medicina, la cual logra obtener “a veces con la buena voluntad de amigos, a veces con la buena voluntad del hospital”.

A pesar de todo lo que ocurre en su vida, la animadora señala que nunca quiso preocupar a su familia, especialmente cuando su madre estaba viva, por miedo a que algo les pudiese a ocurrir. “Lo he pasado muy mal y creo que a esta altura, cuando tengo 54 años, creo que es momento de dejar de decirle a la gente que ‘no me afecta’ ‘no me duele’, porque me lo he llorado todo”, reconoció.

Sin embargo, la animadora no teme a la muerte.”Tengo contacto con mi madre, y sé que la cosa está mejor allá que aquí”.

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