¿Quién habría pensado alguna vez que el mejor amigo del hombre ayudaría a crear uno de los clubes de fútbol más emblemáticos y conocidos del mundo? He aquí su historia.

El protagonista de este relato es “Major”, un enorme San Bernardo quien llevado por la creativa idea de su dueño, cooperaría en el nacimiento del poderoso elenco inglés, el Manchester United.

En ese tiempo los “diablos rojos” no eran llamados por ese nombre y en su lugar se erigía un modesto club llamado “Newton Heath”, cuadro del norte de Manchester vinculado a la industria del ferrocarril y muy conocido por vestir una camiseta con los colores verde y oro, más parecida a un jockey de carreras de caballo que a un equipo de fútbol.

Pero ese nombre y esos colores no durarían demasiado, ya que en 1901 la institución atravesaría por una dura crisis económica producto de una deuda de 2.000 libras esterlinas, cifra totalmente ridícula en estos tiempos, pero en esa época era denominada como una fortuna.

Rápidamente la institución comenzó con un plan para poder rescatar al club, ya que les había llegado una orden inmediata de liquidación de la sociedad, eran tiempos complejos y los dirigentes esperaban un milagro para sobrevivir.

La primera medida creada por el “Newton Heath” fue instalarse con un pequeño puesto comercial en el centro de Manchester. Allí, se vendían artículos de segunda mano, y de paso la gente aprovechaba de servirse una jarra de cerveza a beneficio de la institución.

El pequeño mercado no era suficiente para salvar al club y es aquí donde nuestro canino amigo entra en la historia para salvar al club de su complicado amo.

Harry Stafford y su perro “Major”

Stafford era el capitán del elenco inglés, un futbolista de larga trayectoria que se encontraba viviendo sus últimos años como profesional en el Heath, y en su afán por ayudar a su club se le ocurrió una ingeniosa idea que le trajo muy buenos resultados.

El jugador ató una especie de “tarrito” al cuello de su mascota y lo llevó al mercado para que el perro recorriera los bares del centro de Manchester recaudando fondos para el equipo. El objetivo era causar un poco más de ternura en las personas para así ganar un poco más de dinero.

Pero “Major” no trabajaría para siempre y tras arduas 3 jornadas de recaudación se fue sin dejar rastro en los bares de la ciudad inglesa.

Stafford buscó durante varios días a su querida mascota, pero en uno de esos aciertos del destino, el capitán del “Newton Heath” logró dar con “Major”, quien se encontraba con un importante personaje.

Se trataba de Jhon Henry Davies, un reconocido empresario dueño de las cervecerías de Manchester. El hombre de negocios había encontrado al perro y tras encariñarse con él decidió regalárselo a su hija para su cumpleaños.

El jugador le comentó que la mascota le pertenecía y tras una distendida conversación surgió la pregunta del millón: ¿Por qué Major llevaba un “tarrito” colgando en su cuello?

Stafford le comentó la situación de su club y el difícil momento económico que atravesaban, pero al empresario no le interesaba el fútbol, sino que realmente tenía sus ojos puestos en el San Bernardo.

Fue así como un impensado acuerdo nació de la nada y le abrió una luz de esperanza al cuadro inglés, pero a un alto costo para el futbolista.

Davies se comprometería a ayudar económicamente al club a cambio de “Major”, y a Stafford, con gran pesar, no le quedó otra que aceptar con el objetivo de ver surgir a su amado equipo.

Refundación del Newton Heath

Llegó la primera reunión del club con los dirigentes, quienes vieron como su capitán entraba junto al empresario, su gran salvador.

Davies no sentía pasión por el fútbol, pero había prometido ayudar económicamente al club, así que su palabra fue el compromiso para apoyar al Newton Heath.

Junto a tres empresarios, el nuevo dueño de “Major” creó un consorcio que lo tuvo a él como principal responsable. Tras la maniobra Davies presentó a la dirigencia su primera idea de cara al futuro: crear un equipo con jugadores de Manchester para que sus ciudadanos se sientan orgullosos.

Si bien el hombre de negocios no apreciaba el fútbol, sentía un amor por su ciudad, así que cualquier medida para aportar al desarrollo de Manchester era bienvenida.

Los accionistas accedieron a su petición y el presidente del club cedió su cargo a Davies para que el empresario administrara la institución a través de su nuevo consorcio.

Fue así como rápidamente se rompieron los lazos que unían al club con el mundo del ferrocarril y se le cambió el nombre, en una jugada revolucionaria que iría con el fin de refundar el equipo de fútbol.

Tras intensos debates y discusiones se llegó al nombre que representaría a la ciudad y al proyecto de Davies: Manchester United.

Se desechó la vieja indumentaria y en su lugar erigieron los colores rojo y blanco, estandarte de los “diablos rojos”, conocidos actualmente alrededor de todo el mundo.

Cuatro años después el United ascendería a la máxima categoría del fútbol inglés y a los dos años conquistarían su primer título de la liga. Y todo gracias al mejor amigo del hombre y a la promesa de un empresario, quien jamás pensó lo que significaría el Manchester United para el mundo del fútbol.