La policía sudafricana envió este sábado refuerzos al área urbana de Johannesburgo tras otra noche de violencia xenófoba, perpetrada por pequeños grupos, pese a las condenas internacionales.

En este ambiente, los extranjeros del continente que trabajan en el país siguen en máxima alerta, mientras crece la presión diplomática para evitar el baño de sangre de 2008, cuando hubo 62 muertos en disturbios similares.

Estos disturbios xenófobos contra inmigrantes obligaron el sábado al presidente sudafricano Jacob Zuma a anular un viaje previsto a Indonesia.

La organización Foro de la Diaspora africana (ADF) pidió al gobierno sudafricano que proteja a los extranjeros africanos que viven en Johannesburgo y Pretoria. Solicitó además que se recurra al ejército en el ‘township’ de Alexandra, donde 400.000 personas viven hacinadas en 7,6 kilómetros cuadrados, muchas de ellas en casas de chapa de una sola habitación.

En este ‘township’ –barrio pobre del norte de la aglomeración de Johannesburgo– la policía disparó con balas de goma contra los asaltantes.

“¿Cuántos inmigrantes van a tener que morir para que (el gobierno de Zuma) utilice el ejército como en 2008?”, declaró en un comunicado el portavoz de ADF, Jean-Pierre Lukamba, de origen congoleño.

Por el momento la policía anunció la muerte de seis personas pero según la ADF murieron al menos 15 y otras 2.500 han tenido que ser desplazadas desde que empezaron los disturbios este mes.

El Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) se declaró el viernes “muy preocupado”. En la región, varios países de donde son originarios los inmigrantes se preparaban para repatriar a sus ciudadanos.

Treinta detenciones

“Más de 30 personas fueron arrestadas durante la noche y serán procesadas por violencia pública, robo, efracciones y destrucciones voluntarias. La situación se ha calmado pero vamos a reforzar nuestros efectivos”, dijo a la AFP Lungelo Dlamini, un portavoz de la policía provincial.

La violencia fue llevada a cabo por “pequeños grupos de entre veinte y treinta personas que aprovecharon para saquear y causar destrozos”, añadió Dlamini, y explicó que algunas de las tiendas atacadas eran pequeños comercios propiedad de extranjeros.

La aglomeración de Johannesburgo es muy extensa y también hubo violencias en Thokoza, en el sureste, una ciudad de mayoría negra donde a principios de los años 1990 hubo varios enfrentamientos.

También se vieron afectados los barrios de Cleveland y Jeppestown, donde se registraron enfrentamientos entre la policía y los habitantes.

Desde los disturbios de 2008, las violencias de este tipo son recurrentes en Sudáfrica, gigante económico del continente que acoge a dos millones de emigrantes africanos, oficialmente censados, y a gran cantidad de indocumentados.

Esta situación refleja las frustraciones de la mayoría negra del país, que sigue sufriendo económicamente, y la reaparición de una cultura violenta exacerbada bajo el apartheid.

En Maputo, capital de Mozambique, un centenar de personas marcharon el sábado hasta la embajada de Sudáfrica.

“Estos actos xenófobos son muy tristes ya que Sudáfrica y Mozambique tienen una historia común, los apoyamos mucho en el momento del apartheid”, declaró el manifestante, Amilcar Manhica Junior.

Entre gritos de “Zuma, asesino” y “no a la xenofobia”, la muchedumbre fue dispersada por la policía sin incidentes.