En el deporte hay historias que con el paso de los años se replican una y otra vez, y terminan traspasando todo tipo de fronteras.

En este sentido, una de las más increíbles de todos los tiempos fue la protagoniza por la atleta Dora Ratjen, destacada experta alemana en la prueba del salto alto.

De hecho, la germana representó a su país en los Juegos Olímpicos de Berlin 1936 -las de exaltación del III Reich- obteniendo un meritorio cuarto puesto.

Sin embargo, Ratjen alcanzaría la cúspide de su carrera dos años después al consagrarse campeona del torneo europeo de la especialidad en Viena, con un salto de 1.70 metros, récord mundial en ese momento.

Con su medalla de oro Dora se llenó de gloria en su país. Fue condecorada y respaldada por la mayoría de la población. También por las autoridades, que veían como su ‘raza’ se imponía a sus rivales.

NDR.de

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La particular detención de Dora Ratjen

Sin embargo, las cosas no continuarían bien para la medallista del campeonato europeo. Esto, pues terminaría arrestada luego de su importante victoria.

Todo ocurrió cuando se trasladó en tren tras la competencia a su original Colonia. ¿Qué ocurrió? El conductor de la máquina denunció a Dora ante la policía.

Según revela el blog del portal español 20 minutos.es, el encargado férreo denunció a los uniformados que un hombre disfrazado de mujer se trasladaba al interior del medio de transporte, algo que no era visto de buena forma por el ‘nazismo’ que imperaba en aquellos lados.

Debido a esto la Policía revisó la documentación de la atleta y comprobó que los papeles estaban en orden. Eso sí, el aspecto físico de la deportista llamó la atención del personal, quienes insistieron con consultas y finalmente llegaron a la verdad: Dora Ratjen confesó ser hombre.

Tras ello, los funcionarios decidieron aplicar un examen médico a Ratjen y confirmaron que el deportista era de sexo masculino.

Bundesarchiv (cc) | Wikimedia

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La versión de la familia

Según detalla el ya citado portal, existen dos teorías respecto a lo ocurrido con Dora Ratjen, nacida en las cercanías de Bremen un 20 de noviembre de 1918.

Una de ellas explica que Dora complicó desde el día en que nació a los especialistas médicos con su sexo.

Sin ir más lejos, la historia cuenta que habían tantas dudas -por supuestos trastornos sexuales del bebé- que los los padres determinaron que el recién nacido era de sexo femenino. Con el paso del tiempo un médico estuvo de acuerdo con la decisión y pidió a la familia ‘seguir adelante’.

¿Qué vendría después? Dora asimiló que era mujer por la forma en que la vestían y, aunque también se confundió porque sus órganos sexuales no coincidían con su vestimenta, nunca decidió preguntar a sus progenitores.

De esta manera, Dora Ratjen decidió no darle importancia al tema y simplemente se dedicó a destacar en el ámbito deportivo.

Posible ‘mano-nazi’ en el caso

Eso sí, con el paso de los años, una nueva teoría de este ‘enigma’ de Dora Ratjen tomó fuerza… y bastante.

Y es que según publicó la revista Time en 1966, el ‘caso’ Ratjen pudo haberse tratado de un evidente ‘montaje’ del regimen nazi.

De hecho, la publicación señala que el protagonista del hecho admitió que le habrían obligado a ‘travestirse’, para así sumar victorias para Alemania.

¿Pero cuál era la idea principal? Impedir que una mujer de origen judío, la húngara Ibolya Csák,consiguiera el oro en los Juegos Olímpicos de Berlín. Sin embargo, Ibolya de todas formas ganó la presea dorada y la historia de Dora se ‘escapó de las manos’.

Un ‘condimento’ a este episodio lo relató la compañera de Ratjen en las Olimpiadas, Gretel Bergmann: “En la ducha comunitaria nos preguntábamos por qué no se mostraba desnuda. Era grotesco que alguien pudiera ser tan tímido a la edad de 17 años”, especificó

Sportrevue.cz

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Resolución final: de Dora a Heinrich

El ‘enigma’ de Dora Ratjen concluyó con algunas repercusiones que no pueden dejar de ser mencionadas.

Una de ellas fue lo ocurrido en lo netamente deportivo. Como era de esperar, Dora fue despojada de sus logros y también impedida de manera perpetua a participar en en esta especialidad.

Además, la atleta fue víctima de un proceso judicial en su contra al ser culpada de ‘fraude’. Eso sí, la noticia positiva para Dora fue que el juez la absolvió, debido a que todo se trataría de una confusión y no la intención de lucrar.

En lo extradeportivo, hay que recalcar que en 1939 se oficializó el ‘cambio de sexo’ de la deportista. Desde aquel año Dora pasó a llamarse Heinrich… aunque su restricción deportiva no acabó.