Un misógino, es decir, un hombre que siente rechazo u odio hacia las mujeres, no es fácil de detectar.

“Puedes haber oído hablar de ellos. Pero lo que no sabes es que pueden estar a tu alrededor. Son considerablemente difíciles de detectar. No vienen con una etiqueta adherida, e incluso pueden llegar a mostrarse pro-mujer”, dice Berit Brogaard, doctora en psicología y directora del Laboratorio Brogaard para la investigación Multisensorial de la Universidad de Miami (Estados Unidos).

La especialista afirma que en la mayoría de los casos, los misóginos ni siquiera se han dado cuenta que odian a las mujeres. “La misoginia es típicamente una aversión inconsciente que los hombres forman tempranamente en la vida, a menudo como resultado de un trauma que implica una figura femenina en la que confiaban. Una madre abusiva o negligente, una hermana, profesora o novia puede plantar esta semilla en el fondo de su cerebro”, asegura.

“Una vez plantada, esta semilla germina y comienza a crecer”, añadió la especialista, explicando que esta pequeña raíz comienza a avanzar hasta afectar la emociones y toma de decisiones racionales.

Brogaard señala que los primeros signos de la misoginia son apenas perceptibles, pero a medida que avanza, este comportamiento de odio hacia la mujer puede descontrolarse y causar mucho daño a las mujeres que rodean a estos sujetos.

La especialista enumeró al menos 12 características propias de un misógino:

1. Se concentrará en una mujer que elegirá como su objetivo. La chica puede caer rendida ante él porque puede ser coqueto, emocionante, divertido y carismático al principio.

2. Conforme pasa el tiempo, comenzará a revelar su personalidad. Él puede cambiar rápidamente de irresistible a grosero, y de grosero a irresistible.

3. Hace promesas a las mujeres que suelen no mantener. Con los hombres, por el contrario, casi siempre cumplen su palabra.

4. Llega tarde a las citas con mujeres, pero es muy puntual con los hombres.

5. Su comportamiento hacia las mujeres en general es petulante, engreído, controlador y egocéntrico.

6. Él es extremadamente competitivo, sobre todo con las mujeres. Si una mujer hace algo mejor que él, en el plano social o profesional, se siente terrible. Si un hombre lo hace mejor, puede tener sentimientos encontrados al respecto, pero es capaz de ver la situación objetivamente.

7. Él, sin saberlo, trata a las mujeres de manera diferente que a los hombres en el lugar de trabajo y entornos sociales, permitiendo a los hombres diferentes libertades, mientras a colegas mujeres o amigas, suele criticarlas por realizar las mismas acciones.

8. Está preparado (inconscientemente) para utilizar cualquier cosa a su alcance para hacer que las mujeres se sientan miserables. Puede exigir relaciones sexuales o negarlas como castigo. Puede hacer bromas pesadas e hirientes sobre las mujeres en público. Toma ideas de colegas mujeres sin darles crédito, o pide prestado dinero a una mujer y no devolvérselo.

9. En una cita, tratará de hacer lo contrario a lo que la mujer quiere. Si la chica prefiere a los “caballeros” que le sostienen la puerta, le sujetan la silla y pagan la cuenta, él la tratará con cero delicadeza como si fuera uno de sus amigos y hará que ella pague. Si por el contrario, ella es más independiente y prefiere ordenar por sí misma y pagar su parte, él ordenará por ambos y pagará la cuenta.

10. Sexualmente, le gusta controlar a las mujeres y da poca o ninguna atención al placer sexual de ella. Si hay juego previo lo hará sólo como un medio para conseguir un fin. Es de los que le gusta recibir placer, pero no entregar. Además, le gustan sólo las posiciones en que se siente superior o no ve a la chica a los ojos.

11. Engaña a las mujeres con las que sale o tiene una relación. La monogamia no va con él.

12. Puede desaparecer de una relación sin finalizarla, y reaparecer tres meses más tarde con una explicación destinada a que la mujer vuelva a sus brazos.

“Sólo en raras ocasiones un misógino posee cada uno de estos rasgos, lo que hace más difícil su identificación. Su capacidad para atraer a las mujeres con su encanto y carisma se suma a la dificultad de detectar los signos de alerta temprana”, dice la experta.

Según ella, los hombres que odian inconscientemente a las mujeres, las tratan mal y hieren sus sentimientos, porque en el fondo “su mal comportamiento es recompensado con una dosis de placer químico en su cerebro que les hace querer repetir el comportamiento una y otra vez”. Ten cuidado.