Según datos de Girls inTech, actualmente las programadoras no forman más del 18% en la industria tecnológica mundial, lo que las motivó a generar programas y acciones para incitar a la siguiente generación de mujeres por incorporarse en el mundo de la tecnología.

La organización, presente en cuarenta ciudades del mundo y desde hace un año en Chile, apoya a mujeres relacionadas con esta área dándoles visibilidad y generando redes de contactos entre ellas.

“La idea es ser una red profesional. Las mujeres tienden a no ser muy buenas para tejer redes profesionales, muchas veces cuando entran a un contexto de trabajo, se hacen muy amigas de sus pares. En cambio, los hombres son a veces un poco más pragmáticos y si bien, se hacen amigos; también, mantienen otros contactos de relación puramente profesional. Por lo que, nosotras proveemos un espacio de contactos y conocimiento para las emprendedoras”, afirma Maitetxu Larraechea, Managing Director de Girls in Tech Chile.

Casos de emprendedoras tecnológicas y chilenas hay varios, como el caso de Daniela Lorca, creadora de babytuto, e-commerce de productos de bebés. Con menos de 30 años, tiene una gran facturación y prontamente tendrá un crecimiento a Latinoamérica y el mundo.

¿Qué es el e-commerce? Es un concepto referido al comercio realizado electrónicamente y que se ha desarrollado en gran medida durante este último tiempo; la Cámara de Comercio de Santiago demostró que las ventas online aumentaron un 25% en 2013 con respecto al año anterior, sólo en Latinoamérica se generaron 48 billones de dólares superando a Medio Oriente y África, según datos publicados por el sitio web Linio y recogidos por Girls in Tech.

“También hay varias emprendedoras desde el área biológica, quienes transforman esos conocimientos de laboratorio en productos que les sirven a las personas. Esta es una tendencia a nivel mundial y en Chile hay varias exponentes”, confirma Maitetxu Larraechea. Se refiere a casos como el de Emilia Díaz, quien aún no estando egresada de la Universidad Católica, ideó una solución para detectar la marea roja y fundó Kaite Labs, emprendimiento que como ella misma explicó en una entrevista realizada por LUN, se basa en un kit de detección de marea roja, dispositivo que contiene una batería sintética capaz de identificar agua y mariscos contaminados.

Otro gran caso es el de Komal Dadlani, quien creó Lab4u, aplicación para celulares que permite realizar experimentos y tener herramientas de laboratorio científico en tu bolsillo.

Además de colocar en contacto a mujeres tecnológicas, Girls in Tech tiene una serie de programas educativos, charlas y seminarios sobre este tema. “Si tú les das visibilidad a las mujeres relacionadas con la tecnología, inspiras a otras seguir su camino”, comenta Maitetxu.

Experiencia chilena

La organización de nuestro país es la más sólida dentro de Latinoamérica, afirma Maitetxu, “se ha ido marcando un cierto liderazgo, nosotras montamos Girls in Tech sin tener mayor financiamiento y organizamos una red de contactos. Ahora, después de un año, estamos pasando a una etapa más profesional, que es la estamos explorando ahora. Entonces parte del trabajo elaborado es mostrarle a las chicas de otros países cómo ha sido nuestra experiencia”.

El liderazgo ha sido tal, que dentro del segundo semestre de este año, Girls in Tech Chile organizará un evento de alcance sudamericano.

La importancia de las regiones

Esta iniciativa ya ha tenido sus acercamientos a distintas ciudades, donde mantienen voluntarias. “Durante el año pasado tuvimos nuestros primeros eventos en Concepción y en Viña. Allí hay buenos espacios de co-work, que es donde se reúnen los emprendedores a trabajar y compartir ideas. También están las universidades, como la UdeC y la Católica de Valparaíso, instituciones que han mantenido una iniciativa de innovación y con quienes hemos colaborado”, cuenta.

Por otro lado, Girls in Tech se propuso fortalecer esta relación, “todas las instituciones relacionadas con el fomento de emprendimiento e innovación deben salir a regiones; allí hay talentos y la ventaja de tener distintas áreas de especialidad, como la minería, la biología marina, la cultura y el arte, entre otros. Tienen muchos conocimientos y Chile no puede perderse eso, ese talento hay que conectarlo con las otras ciudades y el mundo”, finaliza Maitetxu.