Los presidentes Barack Obama y Raúl Castro sostuvieron este sábado un histórico diálogo que consolida su decisión de avanzar en la reconciliación de Cuba y Estados Unidos, enemigos por más de medio siglo.

A puerta cerrada y por más de una hora, los mandatarios conversaron al margen de la Cumbre de las Américas que concluye este sábado en Panamá. Otro plática trascendental tuvo lugar en Panamá, la primera entre Obama y el presidente venezolano Nicolás Maduro.

“Esta es obviamente una reunión histórica (…). Después de 50 años de políticas que fracasaron era hora de intentar algo nuevo”, dijo Obama, ante de entrar al recinto donde habló con Raúl Castro.

Raúl Castro subrayó por su parte: “Debemos tener mucha paciencia”. “Ha sido una historia complicada la de nuestros países, pero estamos dispuestos a avanzar” y a “discutirlo todo”, incluso “los asuntos de derechos humanos”, agregó.

Lado a lado, sentados en torno a una mesita en un salón anexo al centro de convenciones sede de la cita, ambos hablaron para las cámaras.

Una descarga de flashes captó el momento en que se pusieron de pie y estrecharon sus manos, dejando la imagen para la posteridad. Fue el sello de su decisión anunciada el pasado 17 de diciembre de caminar hacia la reconciliación.

La isla comunista ocupa por primera vez una silla en estos foros hemisféricos, que comenzaron en 1994 a instancias de Washington.

En la plenaria de la Cumbre, Obama aseguró que los “cambios de política hacia Cuba” marcan un antes y un después en las relaciones del hemisferio.

Conciliador y hasta emocionado, Rául Castro tomó la palabra tras Obama para hablar de un “diálogo respetuoso”, aunque con “profundas diferencias” entre ambos países, matizó.

Si bien Obama y Castro se saludaron durante el funeral de Nelson Mandela en 2013, esta fue la primera vez, en más de cinco décadas, que dialogaron un presidente cubano y uno estadounidense.

“El diálogo significa el fin de las últimas batallas de la Guerra Fría en este hemisferio (aunque) no creo que se vayan a convertir en los mejores amigos en el corto plazo. Tienen diferencias importantes”, afirmó a la AFP Geoff Thale, especialista en Cuba de la ONG Washington Office on Latin America (WOLA).

Ramas de olivo

En las sesiones, Castro dijo también apreciar como un “paso positivo” que Obama esté a punto de decidir sobre la presencia de Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo del Departamento de Estado -que completan Siria, Irán y Sudán-.

“Aprecio como un paso positivo que decidirá rápidamente sobre la presencia de Cuba en la lista de terrorismo, en la que nunca debió haber estado”, expresó.

El retiro de esa lista allanaría el camino para la reanudación de nexos diplomáticos, pero Cuba reclama el fin del embargo impuesto en 1962 como necesario para normalizar las relaciones. “Este y otros elementos deben resolverse en el proceso de normalización de las relaciones”, subrayó.

Desde diciembre, ambos países han tenido tres rondas de conversaciones, pero la Cumbre aceleró vertiginosamente los acercamientos. El jueves el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, conversó casi tres horas con el canciller cubano, Bruno Rodríguez.

Acercamiento Maduro y Obama

Antes de partir, Obama mantuvo un “breve diálogo” con Maduro, dijo Katherine Vargas, portavoz de la Casa Blanca. Allí, Obama le dijo que “el interés de Estados Unidos no era amenazar a Venezuela, sino apoyar la democracia, estabilidad y prosperidad en Venezuela y en la región”, señaló.

Se temía que el aumento de tensiones entre Washington y Caracas afectara el clima de la cumbre, luego de que hace un mes Obama declaró a Venezuela -principal aliado de Cuba- una “amenaza” para la seguridad de Estados Unidos al sancionar a siete funcionarios de ese país.

Al emitir su discurso en las sesiones, que tuvo eco en sus colegas de izquierda, Maduro aseguró que trajo a Obama más de 11 millones de firmas reunidas contra la medida. Ya en la mesa oval no estaba Obama, quien salió a reuniones bilaterales y a la histórica cita con Castro.

“Yo le tiendo mi mano para resolver los asuntos” entre Estados Unidos y Venezuela, manifestó Maduro, que también exigió derogar el decreto, al que calificó de “desproporcionado”.

Raúl Castro también bajó el tono frente a Obama sobre este tema. “Venezuela no es una amenaza. Es positivo que el presidente norteamericano lo haya reconocido”, dijo.

Fue su primera reacción a la aclaración que hizo esta semana el mandatario estadounidense de que su decreto sobre Venezuela había sido meramente formal.