La operación militar “Tormenta Decisiva”, liderada por Arabia Saudí en Yemen, entra este jueves en su tercera semana aunque empiezan a aflorar dudas su capacidad para debilitar a los rebeldes chiitas, el principal objetivo de los ataques aéreos.

Los resultados de la operación 

La operación empezó el 26 de marzo y la lleva a cabo una coalición de nueve países dirigida por Arabia Saudí. Según Riad, hasta ahora se ha destruido buena parte de la defensa antiaérea y de los misiles balísticos de los rebeldes hutíes, aliados de los militares que siguen siendo fieles al expresidente Alí Abdalá Saleh.

Los ataques han afectado a todas las regiones del país, incluyendo Saná, la capital, Adén, en el sur, y Saada, bastión de los hutíes en el norte. 

Los objetivos principales han sido los depósitos de armamento y las rutas de aprovisionamiento de los rebeldes, según Ahmed Assiri, el portavoz de la coalición.

Sin embargo los bombardeos no impidieron a los hutíes entrar en Adén, escenario de violentos combates.

Según un diplomático occidental, los bombardeos “han servido sin duda para evitar un ataque de los hutíes contra el territorio saudí, como pasó en 2009″, cuando hubo una incursión de rebeldes chiitas en el sur de Arabia Saudí, un país sunita.

El estado de las fuerzas hutíes

 

Aunque los hutíes y sus aliados han perdido una parte de sus capacidades militares siguen resistiendo, mezclándose con la población civil, según los expertos.

En Adén y su región se enfrentan a una coalición heterogénea formada por unidades del ejército y “comités populares” que siguen siendo fieles al presidente Abd Rabo Mansur Hadi, refugiado en Riad, y por combatientes del Movimiento Sudista, formado por autonomistas y secesionistas.

En el sur y el centro de Yemen los rebeldes chiitas son el objetivo de ataques por parte de las tribus sunitas y a veces de miembros de Al Qaida.

La red yihadista ha aprovechado además el caos en el país para tomar el control de una ciudad importante del sureste, Mukalla, capital de la provincia de Hadramut.

El balance de víctimas 

Aunque se desconoce el número de rebeldes muertos por la ofensiva, las víctimas civiles no cesan de aumentar. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) 540 personas murieron y 1.700 resultaron heridas entre el 19 de marzo y el 6 de abril, en su mayoría civiles.

Por su parte la Unicef indicó que 74 niños han muerto desde el 26 de marzo, que un millón no van a la escuela y que hay 100.000 niños desplazados por el conflicto.

La población de este país, considerado el más pobre de la península arábiga y uno de los más pobres del mundo, sufre además de cortes de electricidad, problemas de suministro y falta de agua, que podría provocar enfermedades.

El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) intenta sin éxito desde hace varios días llevar medicina y alimentos a las zonas afectadas por el conflicto.

La salida del conflicto 

La coalición afirma que la finalidad de la operación es restablecer al presidente legítimo expulsado por los hutíes, imponer a los rebeldes el cese de los combates, que devuelvan las armas robadas y que evacúen las zonas y los edificios públicos que ocupan.

Pero según un responsable del Golfo, la campaña podría tomar semanas o incluso hasta seis meses.

Arabia Saudí ha movilizado a 150.000 hombres en su frontera con Yemen pero sigue sin aclarar si está dispuesta a llevar a cabo una intervención terrestre, que sería mut arriesgada.

Por su parte los socios de Arabia Saudi en el Golfo Pérsico son favorables a sanciones de la ONU contra los líderes hutíes y el hijo del expresidente Saleh, mientras que países como Turquía (favorable a Arabia Saudí) e Irán (que apoya a los hutíes) piden la fin del conflicto pero sin explicar de qué manera.