La policía de Rio de Janeiro (sureste de Brasil) dispersó el viernes con gases lacrimógenos una pequeña marcha en el complejo de favelas de Alemao, antiguo bastión del narcotráfico ocupado en 2010, por la muerte de un niño de 10 años la noche anterior.

Los manifestantes bloquearon uno de los accesos a populosa área, donde el niño Eduardo Jesús Ferreira murió por un disparo. Fue la cuarta víctima fatal en poco más de 24 horas en una escalada de violencia en la zona, que dejó además tres heridos de bala.

La presidenta de Brasil Dilma Rousseff manifestó en una nota su “solidaridad” con los padres del niño y pidió que “las circunstancias de esta muerte sean esclarecidas y los responsables juzgados y castigados”.

El gobernador de Rio, Luiz Fernando Pezao, se comprometió a capturar a los responsables.

“¡La policía sólo mata vecinos!”, “¡Fuera UPP! (Unidad de Pacificación Policial)”, gritaban los manifestantes contra el programa oficial de ocupación policial de favelas que comenzó en 2008.

La policía dijo a la AFP que “fue necesario el uso de armamento no letal para contener a los manifestantes”, sin especificar las razones que llevaron al uso de bombas lacrimógenas.

Testigos indicaron que la marcha transcurrió de manera pacífica y que la policía actuó sin provocación. Los manifestantes, que llevaban sábanas blancas, respondieron lanzando piedras. Un policía resultó herido.

¿Quién fue?

La muerte del niño ocurrió el jueves de noche cuando oficiales de la policía “fueron recibidos a tiros por criminales de la comunidad de Areal”, una de las favelas que conforman el complejo de 70.000 habitantes, indicó la policía.

“Hubo enfrentamiento y un menor fue baleado y no resistió a las heridas”, añadió.

Sin embargo, los padres del niño, Terezinha Maria de Jesús y Eduardo Ferreira, culparon a la policía de su muerte.

“Esta vez no hubo ningún tiroteo, el único tiro que escuché fue el que mató a mi hijo. Corrí para fuera de la casa y reconocí a un policía del batallón de choque cerca de Eduardo, que estaba en el suelo. Cuando me acerqué me dijo que me mataría también”, dijo De Jesús al diario O Globo.

La señora negó además cualquier relación de su hijo con los narcotraficantes, que aún actúan en el barrio. “Estudiaba el día entero”, aseguró.

Los policías participaron de esa operación fueron retirados de las calles mientras se realiza una investigación, que incluye un examen balístico.

Otras víctimas

El miércoles, una mujer murió por una bala perdida dentro de su casa durante otro enfrentamiento entre policías y narcotraficantes, que quieren recuperar el control de este inmenso complejo de favelas ocupado por la policía y militares en 2010 en una operación de una envergadura nunca antes vista en Rio con blindados y más de 3.000 efectivos.

Su hija resultó herida de bala, pero está fuera de peligro.

Vecinos del Alemao rindieron la noche del jueves otro homenaje a las víctimas con velas encendidas y rezos.

No se divulgaron detalles sobre los otros dos muertos.

“Es mío también el dolor de las familias víctimas de la violencia en Rio”, expresó el gobernador Pezao en Twitter.

Por la tensión que reina en la zona, el tradicional via crucis de Alemao no se celebrará por primera vez en 20 años.

En los últimos tres meses, los tiroteos se han hecho más intensos en este complejo de favelas, que fue ejemplo de la política de “pacificación” del gobierno del estado Rio de Janeiro.

Se han instalado hasta la fecha 38 Unidades de la Policía Pacificadora (UPP) en 174 comunidades pobres de la ciudad, con el fin de restaurar el orden y arrebatar el control a los narcotraficantes.