El Clásico francés, entre el Marsella y el París Saint-Germain, se juega también en los banquillos: el argentino Marcelo Bielsa y Laurent Blanc, son los dos entrenadores más mediáticos de la Ligue 1, y cada uno sufrió su dosis de presión durante la temporada.

El invierno (boreal) marcó un punto de inflexión para los dos técnicos. Campeón de invierno, el Marsella vio como sus resultados empeoraron a partir de enero: derrotas en Montpellier y Niza, empates contra Reims y Rennes…pero, lo más preocupante fue que el equipo dio muestras de cansancio mental por los entrenamientos intensivos y el ‘método’ Bielsa, que sin resultados, es agotador.

Tras una derrota inesperada ante el Caen en el Velodrome marsellés (3-2), jugadores y técnicos se reunieron para decirse las cosas a la cara. Bielsa reconoció “que hizo concesiones que debilitaron su manera de hacer las cosas”, para ahuyentar la presión que comenzaba a acumularse de forma peligrosa en el vestuario del OM.

Para Blanc, el momento clave se produjo durante la concentración invernal en Marruecos. “El final del favoritismo”, tal como anunció la prensa. El uruguayo Edinson Cavani y el argentino Ezequiel Lavezzi se habían permitido el lujo de alargar sus vacaciones navideñas, avisando al club como si no pasara nada.

¿Cuál sería la reacción del entrenador en un club donde el presidente (el catarí Nasser Al-Khelaifi) es tan cercano a los jugadores? Blanc se mantuvo firme y dejo sin jugar al uruguayo (fichaje récord en Francia con 64 millones de euros) y al argentino en los tres primeros partidos del año.

El entrenador, que se ganó el apoyo de su presidente con la excelente gestión de esta crisis interna, salió vencedor y reforzado de esta disputa.

- “Bielsa no se va” -

“Bielsa, no se va”: desde hace varias semanas, los aficionados del Marsella resucitaron el viejo cántico de la hinchada chilena, que pedían al argentino en 2010 que no abandonara la Roja (el equipo nacional de Chile).

“El Loco” Bielsa sigue siendo aclamado en el Velodrome en cada partido, e incluso le han rebautizado como “San Marcelo de Marsella” en algunas pancartas. Su fútbol ofensivo, su intransigencia y su capacidad de trabajo le han permitido ganarse el cariño de una afición, que reclama de forma unánime -el presidente Vincent Labrune lo comparte- que siga un año más en el club.

Sin embargo, el rosarino no da pistas sobre su futuro en ninguna de sus intervenciones públicas e insiste en ir partido a partido sin pensar en qué vendrá después.

Blanc, que cumplirá 50 años en noviembre, ha vivido grandes experiencias en el mundo del fútbol, como jugador (campeón del mundo y de Europa con Francia) y como entrenador (Burdeos, seleccionador de Francia, el PSG) y sabe que su futuro dependerá del balance a final de temporada.

El antiguo defensa central tiene contrato hasta 2016, pero desde la llegada de los catarís al PSG en 2011, son los trofeos lo que cuenta en el club parisino.

Por ahora, Blanc cumple con todos los mandatos que le han encomendado y tiene al equipo inmerso en las cuatro competiciones: semifinal de la Copa de Francia, final de la Copa de la Liga, cuartos de final de la Liga de Campeones y líder de la Ligue 1.

El éxito del PSG ante el Chelsea de Jose Mourinho contribuyó a acallar las críticas sobre el nivel de Blanc como técnico.

Pero, el futuro del francés dependerá en gran medida del final de temporada y de cómo acabe el mes de mayo con el final de la Liga francesa en el Parque de los Príncipes (23 de mayo), la final de Copa en el Stade de France (30) y si llegara a junio, con la final de la Liga de Campeones en Berlín (el 6 de junio).