Los alcaldes de la UDI están divididos ante la idea de aplazar el Consejo General de la colectividad del 10 y 11 de abril, instancia en donde se elegirá a la nueva directiva. La idea fue propuesta por el jefe comunal de Colina, Mario Olavarría, tras la renuncia a la vicepresidencia del partido de Francisco De La Maza, lo que agudizó la crisis interna del gremialismo.

No hay consenso entre los alcaldes gremialistas sobre la idea de aplazar el Consejo General del 10 y 11 de abril, con el objetivo de que haya tiempo para que exista un proceso eleccionario para escoger a la nueva directiva.

La idea fue propuesta por Mario Olavarría, quien manifestó que dada las circunstancias internas de la colectividad es difícil lograr un consenso para elegir una mesa.

El jefe comunal de La Florida, Rodolfo Carter, se mostró de acuerdo con otorgar más plazo si el objetivo es tener distintas alternativas para poder cambiar la situación actual del partido.

Además, se declaró contrario a que haya un festival de nombres, ya que lo más importante es enfrentar la crisis con propuestas concretas.

Por su parte, el alcalde gremialista de Rancagua, Eduardo Soto, discrepó con Olavarría.

Soto manifestó que en el momento en que se encuentra la UDI se requiere de generosidad y estar unidos. En ese sentido, dijo que es necesario que la nueva mesa sea elegida a través del consenso y no que hayan elecciones.

Desde la directiva han manifestado que no se cambiará la fecha del Consejo General y que debido al momento en que se encuentra el gremialismo lo ideal es que la nueva directiva se logre a través de una lista de consenso.

De hecho, los nombres que más suenan para presidir la colectividad -que son el del diputado Javier Macaya y el senador Hernán Larraín- han manifestado su disponibilidad siempre cuando sea bajo esta condición.

Sin embargo, tras la comisión política del día lunes desde la mesa se mostraron abiertos a la posibilidad de que existan elecciones internas.