Tras la censura a su primera ministra por espionaje, un debilitado presidente Ollanta Humala deberá buscar un nuevo jefe de gabinete para su último tramo de gobierno que genere consensos con la oposición y quite presión al oficialismo en el año previo a las elecciones.

Ana Jara, una evangélica de 46 años y que agradeció a Jesús por permitirle servir al país, fue censurada por el Congreso, que la consideró responsable política del rastreo a legisladores, periodistas, empresarios y centenares de ciudadanos por parte del servicio de inteligencia, una actividad que data al menos de 2005 -según las denuncias de prensa-, cuando aún el partido de Humala no gobernaba, pero que estalló en sus manos.

La situación se hace tensa porque junto con Jara todos los demás ministros deben poner su cargo a disposición y, aunque pueden ser ratificados por el nuevo jefe de gabinete. Humala tiene, por ley, hasta el jueves para designar al reemplazante.

“Lo que tiene que hacer Humala es buscar un gabinete de consenso, generar un clima de armonía y tranquilidad para que los peruanos vayamos a elecciones el próximo año sin sobresaltos. Sería una locura mantener un gabinete de confrontación”, dijo a la AFP el constitucionalista y exvicepresidente del Congreso, Natale Amprimo.

Un nuevo primer ministro de consenso es necesario además porque tendrá que solicitar el voto de confianza del Congreso, donde el gobernante Partido Nacionalista no tiene mayoría.

En caso de que el Parlamento le niegue la confianza al reemplazante de Jara, Humala tiene la facultad de disolverlo y convocar a elecciones legislativas.

Aprovechamiento político

Para el oficialismo, esta censura no tiene que ver directamente con el tema del espionaje -sobre todo porque son hechos que involucran a otros dos gobiernos previos- sino que se usa de pretexto para desestabilizar al gobierno a un año de las elecciones generales, donde además se ha tensado el clima político e intensificado la protesta social.

“Buscamos un cambio de rumbo, que el presidente escuche que no está haciendo un buen gobierno. Hay desaceleración económica, espionaje con Chile, falta de previsión de desastres naturales. Esa no es culpa de la oposición. Esta es una censura contra el presidente”, sostuvo la legisladora de la opositora Fuerza Popular, Cecilia Chacón, agrupación del hoy preso expresidente Alberto Fujimori y que mostró su poderío como primera minoría en el Parlamento al votar en bloque por la censura.

Oficialismo debilitado

El panorama para Humala, que cuenta con un 22% de aprobación, se complica además porque su esposa, Nadine Heredia, es investigada por lavado de activos, al igual que su principal aliado, el exgobernante Alejandro Toledo.

Paralelamente, el gobierno de Humala ha debido enfrentar una serie de protestas principalmente contra la industria de extractiva, importante actividad productiva del país, en momentos en que la economía empieza a registrar un débil crecimiento.

“En estas circunstancias, lo más indicado es buscar a alguien de consenso, un presidente del consejo de ministros que busque mayor integración política, que ayude al presidente a tener un rol menos protagónico y de confrontación”, dijo Luis Benavente, director de la consultora Vox Populi Comunicación y Marketing, a la AFP.

“Este ya es un gobierno muy débil. Lo que pasó en el Congreso muestra su clara debilidad. Debe administrar su debilidad política, disminuir protagonismo y tener un primer ministro que armonice el diálogo (…). Humala debe enfocarse en  programas sociales y pensar en el último tramo del gobierno”, agregó.