No fueron pocos los que ayer domingo recordaron un hecho esencial para el deporte nacional. Un 29 de marzo, pero de 1998, un chileno ingresaba a la historia en el tenis mundial, luego que Marcelo Ríos se ubicara como el número uno del ranking de la ATP.

Aquél domingo, el court central del Crandon Park fue el escenario para la final del entonces Super 9 de Key Biscayne donde Ríos se mediría con la leyenda estadounidense André Agassi. Pero no solo se jugaba la corona del torneo en Miami, sino que el ‘Chino’ tenía frente a si la opción de romper los cinco años de dominio de Pete Sampras y sacarlo del número uno del tenis planetario.

Para llegar a este punto, el zurdo había demostrado que era un serio contendiente luego de iniciar de manera notable la temporada 1998. Un titulo en Auckland (Nueva Zelanda), la historiada final del Grand Slam ante Petr Korda, semifinales en Memphis y otra corona en el Super 9 de Indian Wells (la semana anterior a Key Biscayne) demostraron que estaba en el mejor nivel de su carrera.

Por aquello no extrañó que siempre tuviera el control del juego ante Agassi, logrando acciones de alto nivel que desataron la admiración de la gran cantidad de chilenos que llegó a ver el partido. Una larga devolución de servicio del estadounidense le entregó -tras 1 hora 57 minutos- el triunfo a Ríos (7-5, 6-3 y 6-4), que lanzaba su raqueta a la tribuna y, en su estilo, iniciaba la celebración.

En Chile la euforia fue total. Cientos de miles de personas salieron a las calles para agradecerle a Ríos el triunfo, lo que que se repitió unos días más tarde, cuando el ‘Chino’ fue recibido en el Palacio de La Moneda por el presidente de la República de entonces, Eduardo Frei.

Tras el triunfo, fueron cuatro semanas seguidas donde Ríos fue el número uno, sumando dos más en agosto del mismo año. Un periodo corto, pero significativo para el continente (fue el primer latinoamericano que oficialmente ocupó ese puesto), abriendo un camino que luego ocupó, por ejemplo, el brasileño Gustavo Kuerten. Pero también inolvidable para un país que por vio como era realmente posible alcanzar la elite del deporte mundial.

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