Actualmente Internet es el paraíso para quienes gozan de consumir información de cualquier tipo, aunque también es el infierno sin compasión para los que tienen sensibilidad hacia el resguardo de la lengua española.

Los foros, comentarios o cualquier espacio abierto para los usuarios son un caldo de cultivo para los “grammar nazi”, concepto prestado del inglés para denominar a quienes estiman conveniente evidenciar de forma agresiva los errores ortográficos y de redacción del resto.

Al redactar, especialmente cuando los plazos urgen -sobre todo para los profesionales de la comunicación-, es fácil caer en algunos vicios, palabras mal tipeadas o derechamente algún error que despertará la furia de los que duermen con el diccionario como cabecera.

La Real Academia Española, el organismo encargado de la normalización lingüística, es el punto final de muchos debates en torno a la correcta escritura. Doctos, amateurs o simplemente dos individuos que no están seguros de alguna expresión determinada suelen recurrir a ella.

A continuación te presentamos una selección de las dudas más frecuentes según la RAE, que puedes consultar en su Diccionario de la lengua, el Diccionario Panhispánico de Dudas o la Fundación del Español Urgente, que se desempeña bajo el alero de la Academia.

Octavo, noveno, décimo… ¿”onceavo”?

Para referirse al orden o sucesión de elementos, los numerales ordinales son los que llegan al rescate. De esta forma podemos establecer si una deportista arribó a la meta en la primera posición, si Alemania ganó su cuarta copa del Mundo en 2014 o si el caso Fraude al FUT fue visto por el Octavo Juzgado de Garantía.

Erróneamente, muchos hispanoparlantes invocan los numerales fraccionarios para denominar el lugar que emplea un elemento en una sucesión. Por ejemplo, es un error decir que actualmente Chile está en el “quinceavo” lugar del ranking FIFA (dicha palabra denomina a un entero dividido en 15 partes). Lo que corresponde decir es que el seleccionado nacional está en el decimoquinto lugar.

Por qué / porque / porqué / por que

En este apartado abordamos lo que es un dolor de cabeza para algunos, un motivo de peleas para otros o, derechamente, una eterna incertidumbre para una buena parte de la población.

Para introducir una oración interrogativa o exclamativa -directa o indirecta- se emplea el “por qué” (preposición más la locución interrogativa/exclamativa).

Tu madre no entiende por qué no te vas de la casa si ya tienes 35 años“, puede emplearse como ejemplo. Sin embargo, algo más ilustrativo más ilustrativo puede ser el clásico “¿por qué no te callas?“, la impaciente pregunta del rey Juan Carlos al ya desaparecido mandatario venezolano Hugo Chávez.

https://youtu.be/lUZxlXkbaxM

Si se pretende introducir una oración que denote causa nos sirve la conjunción átona “porque” (sin tilde), y también en el caso de responder a una pregunta encabezada con un “por qué”, la que se puede reemplazar por las locuciones “puesto que” o “ya que”.

Presentó el requerimiento ante el Tribunal Constitucional porque no quería que lo investigaran.
- ¿Por qué él pudo mirar el show de Molotov desde el escenario? – Porque le regalaron una pulsera “all access”.

Para emplear el “porqué” se debe considerar que es un sustantivo, por lo general, dispuesto posterior a un artículo o algún determinante. Lo más usual es verlo escrito bajo la forma de “el porqué”.

El partido evitó explicar el porqué de su negativa a congelar la militancia de los parlamentarios.

Por último, la secuencia “por que” (sin tildar) es ocupada frecuentemente apuntando a la locución “que” como un pronombre relativo, siendo habitual que lo preceda un artículo. En este caso, “que” puede ser reemplazado por la secuencia “por el/la cual”.

Ella dio su excusa por (la) que se retiró de la reunión.

¿Hubieron?

De forma incorrecta, algunos aseguran a pie juntillas que la palabra “hubieron” no existe. De hecho, es la tercera persona plural del pretérito perfecto simple (modo indicativo) del verbo haber (hube, hubiste, hubo, hubimos, hubisteis, hubieron).

El problema es cuando se intenta emplear dicha forma para expresar la presencia de elementos o personas, especialmente para su uso como impersonal. Según explica la RAE, para estos efectos solo vale la tercera persona del singular (hubo), debido a que en estos casos el verbo carece de sujeto.

Por lo anterior, es totalmente incorrecto decir “hubieron muchos accidentes durante la mañana“. Lo apropiado es decir “hubo muchos accidentes durante la mañana“.

Echo / Hecho

La silente “H” es la causante de muchos males cuando se convierte en la primera letra de una palabra. Una de ellas es la protagonista de este apartado.

Para simplificar las cosas; cuando se emplea la palabra “echo” -sin la “H”-, hace referencia a una forma del verbo “echar” (depositar, expulsar, añadir).

Echa las monedas en tus bolsillos.
El jefe la echó porque siempre lucía enojada.
Te prohíbo que le eches cerveza a la carne que está en la parrilla.

También alude a “extrañar” o, más informalmente, “echar de menos”. Igualmente se utiliza para denotar el inicio de una acción.

Te echaré de menos, pero se me pasará.
Se echó a dormir bajo la sombra de un árbol.

Por su parte, cuando se escribe con “h” alude al verbo “hacer“, al sustantivo masculino “hecho” y a la locución adverbial “de hecho” (que significa “en realidad”).

Él ha hecho la tarea un minuto antes de que comenzara la clase.
El hecho de que haya cumplido con escribir la nota para el fin de semana le vale un aumento de sueldo.
De hecho, se divorciaron.

Sino / Si no

¿Junto o separado? Ambas formas también generan problemas al escribiente. La primera se utiliza como una conjunción adversativa, para contraponer dos elementos cuando uno de estos se negó con anterioridad. También es empleada para unir dos enunciados, en donde el segundo añade información al primer enunciado.

Ella no renunció, sino que la despidieron.
Él no solo lo golpeó, sino que también le robó la billetera.

Cuando utilizamos las palabras por separado, quiere decir que se está dando inicio a una oración condicional.

Si no hubiera sido por Juan, la casa se habría incendiado.

Sobre todo / sobretodo

En este punto también suelen enfocarse las dudas de las personas que se encuentran redactando. En términos simples, “sobre todo”, por separado, tiene la función de una locución adverbial y quiere decir “principalmente” o “especialmente”, de acuerdo al Diccionario Panhispánico de dudas.

Las últimas lluvias afectaron al norte, sobre todo a las regiones de Atacama y Antofagasta.

Algo muy distinto es el “sobretodo” (junto), que es un sinónimo de abrigo o vestimenta que se dispone por encima de las otras prendas.

Sendos-Sendas

Sobre todo en la prensa, este adjetivo distributivo -como lo denomina la RAE- suele utilizarse incorrectamente como un equivalente de “ambos” o de “dos”. Por ello, es un error decir:

PDI busca a autores de sendos robos a locales comerciales en Valparaíso.

Lo correcto, según la Academia, es que el adjetivo se emplee bajo el significado de “uno para cada una de las cosas mencionadas“.

Cuatro detenidos dejan sendos procedimientos policiales en Los Ángeles.

La Academia también cede

Si bien hay muchos que creen que las reglas son inamovibles, otros estiman que el idioma es un ente vivo al igual que las personas y, por lo tanto, ambos evolucionan a la par.

Por años, la palabra “deleznable” estaba circunscrita a describir algo de importancia menor o “escurridizo”. Sin embargo, muchos la ocuparon como un sinónimo de “reprobable”, despreciable o “censurable”. Tanto fue su uso que al final, según consigna Fundeu, el Diccionario del Estudiante de la RAE terminó dando validez a esta acepción.

Del mismo modo, el plural de “nariz” fue un motivo de controversia y de crueles guerras (quizás estemos exagerando). Hasta hoy, muchos de los autodenominados “puristas” de la lengua aseguran que para aludir al órgano del olfato se debe ocupar la palabra única y exclusivamente en singular.

Pero este tema ya está dirimido por la RAE, que en su diccionario apunta a que “narices” puede utilizarse “con el mismo significado que en singular”. Por ello, si alguien osa corregirte cuando te rasques “las narices”, golpéalo con tu diccionario.

Por último, una de las más controvertidas concesiones que entregó la RAE en 2010 fue la eliminación de la tilde en la palabra “solo” cuando cumple una función adverbial (solamente).

Solo pido que te calles unos dos o tres días.

La eliminación se justificó en el errado uso de la tilde, que en teoría debía aplicarse única y exclusivamente cuando el adverbio pudiera confundirse con el adjetivo (“solo” de soledad).

Dejó a su perro solo en la casa una semana.