El yogurt, de preferencia helado en esta estación, podría convertirse en el antidepresivo natural del siglo XXI, según las investigaciones realizadas por un grupo de científicos de la Universidad de California. Los investigadores descubrieron que el consumo de este alimento favorece al cerebro, ayudándolo a funcionar mejor, disminuyendo el estrés, provocando un efecto antidepresivo y, en resumen, contribuyendo a que las personas sean más felices.

Pero eso no es todo, el estudio también señala que el consumo de este lácteo aporta positivamente a la homeostasis (equilibrio de la temperatura corporal), es decir gracias a su consumo podremos andar más fresquitos o calentitos (dependiendo de las necesidades de la estación) y, por si fuera poco, más delgados.

La doctora Gema Cabrera, psiquiatra y médico cirujano de la Universidad de Chile, explicó que los científicos saben desde hace tiempo que el cerebro envía señales a los intestinos, lo que desemboca en que el estrés y otros trastornos pueden contribuir a los problemas gastrointestinales. “Pero ahora, y esto es muy importante: los investigadores encontraron que las señales viajan también en sentido contrario: desde los intestinos al cerebro”.

Control de la ansiedad

“Actualmente, y dentro de nuestro estilo de vida, el yogurt helado es una buena receta natural antidepresiva, ansiolítica y antiestrés, que podemos consumir placenteramente, en cambio de los helados tradicionales a los que están acostumbrados los chilenos, pensando que es una golosina y para hacer frente a las altas temperaturas a las que nos estamos enfrentando a raíz de un cambio climático que llegó para quedarse. Así, gracias a un alimento de calidad, sano y sabroso podremos resetearnos de las tensiones y penas, a la vez de cuidar el peso”, señala la doctora Cabrera.

Yogurtlife

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Al respecto, Dulce María Ramírez, experta en alimentos y directiva de Yogurt Life, señala que si se comparan químicamente los componentes de un helado que tiene un alto margen de azúcar y de grasa, existe a nivel nutricional una diferencia enorme. “Con el yogurt helado 0% grasa y sin azúcar refinada añadida, se está comiendo algo sano que no va a engordar, que va a ayudar al organismo, porque, entre otras cosas, los probióticos de este producto son esenciales para la digestión, cuyo buen funcionamiento hoy está posicionado como principal en la pirámide de hábitos saludables”

El estudio -que involucró a 36 mujeres de entre 18 y 55 años de edad- afirma que los probióticos contenidos en el yogurt pueden ayudar a aliviar la ansiedad por medio de la modulación de las vías vagales que se encuentran dentro del cerebro-intestino, afectando los niveles GABA, que son aminoácidos presentes en bacterias, plantas, vertebrados y seres humanos, y que cumplen el rol fundamental de la neurotransmisión. De la misma forma, disminuyendo la producción de la hormona corticosterona que es inducida por el estrés y precursora de la adrenalina.

Curiosamente, comparándolo con el grupo de control, las mujeres que consumieron yogurt con probióticos tuvieron un aumento de actividad en las dos regiones cerebrales que controlan el procesamiento central de las emociones y la sensación: la corteza insular (ínsula), que desempeña un papel en funciones comúnmente relacionadas con las emociones (incluyendo la percepción, control motor, autoconciencia y experiencias interpersonales) y la regulación de la homeostasis del cuerpo, afrontando mejor el calor en el verano y el frío en el invierno. La otra área es la corteza somatosensorial, que desempeña un papel fundamental en la capacidad del cuerpo para interpretar una gran variedad de sensaciones.

Mayor bienestar personal

La doctora Cabrera, también experta en medicina natural, destacó la importancia de lo anterior, indicando que a través de estos mecanismos el yogurt helado contribuye a disminuir los estados de ansiedad, de angustia y de estrés patológico, mejorando en una buena medida todas las patologías asociadas a la ansiedad y a los estados depresivos.

Asimismo explicó que el impacto del consumo de yogurt en la ínsula cerebral tiene además beneficios en todo aquello relacionado con los problemas de adicción, especialmente en aquellos vinculados a la alimentación como es el caso de la bulimia y anorexia.

Respecto a cómo el consumo de los probióticos del yogurt aporta a la corteza somatosensorial, la especialista recalca que si esta zona está funcionando de manera óptima, las personas tenderán a tomar decisiones más acertivas para su bienestar personal.

En la investigación, y durante la exploración del cerebro en reposo, el grupo de tratamiento también mostró una mayor conectividad entre una región conocida como “sustancia gris periacueductal” y las áreas de la corteza prefrontal relacionada con la cognición. Esto -explica la médico psiquiatra- tiene directa relación con el manejo del dolor físico y emocional. “Si está funcionando bien, tú vas a tener una mejor respuesta a los temas de dolor o miedo emocional y ya no van a ser tan básicas como las de amenaza (huir o atacar)”, manifiesta.
Fuente de salud

La nutricionista Natalia Castro aconseja optar por yogures helados non fat,  bajos en calorías y que se mezclan con cultivos vivos y activos como son los probióticos, “microorganismos que si se ingieren en una cantidad adecuada, logran ejercer efectos beneficiosos en la salud”, afirma.

“Además de los señalados por el estudio, es importante destacar que estos microorganismos vivos  ayudan a mantener un sistema inmunológico saludable, protegiendo a nuestro cuerpo del ataque de organismos patógenos que pueden provocar enfermedades”.

Si consideramos también que el yogurt aporta micronutrientes esenciales como la vitamina C y el calcio, y que se puede consumir helado junto a frutas frescas de alto poder antioxidante, como también de frutos secos protectores especialmente del área cardiovascular, estamos hablando de que es una fuente de salud muy completa.