Al frente de una coalición de países árabes, Arabia Saudita lanzó el jueves una operación militar en Yemen para frenar el avance de rebeldes chiitas, apoyados por Irán, que criticó duramente estos bombardeos.

Para Irán, se trata de una “iniciativa peligrosa” que podría “crear más tensiones en la región”.

El Hezbolá libanés e Irak también condenaron lo ocurrido. Bagdad dijo ser partidario de “soluciones pacíficas, sin intervención extranjera”.

Por su parte, Estados Unidos, en plenas negociaciones con Teherán sobre el programa nuclear iraní, expresó su apoyo a la coalición militar liderada por Arabia Saudita, pero sin participar directamente.

Washington anunció que proporcionará apoyo logístico y de inteligencia, tras lo cual el secretario de Estado John Kerry “elogió el trabajo de la coalición que actúa militarmente contra los hutíes”.

Kerry, quien se encuentra en Lausana por las negociaciones con Irán, mantuvo una conferencia telefónica con sus homólogos del Consejo de Cooperación del Golfo sobre la situación en Yemen, indicó un responsable del departamento de Estado.

La operación militar comenzó con el bombardeo de varias posiciones hutíes, particularmente en Saná, la capital de Yemen. Participan 100 aviones de combate de Arabia Saudita, que decidió movilizar 150.000 soldados, 30 de los Emiratos Árabes Unidos, 15 de Bahréin, 15 de Kuwait y 10 de Catar, según un canal de televisión saudita.

Además de estos países del Golfo, vecinos de Yemen, la operación militar cuenta con la participación de otras naciones aliadas de Arabia Saudita como Egipto, Jordania, Sudán, Pakistán y Marruecos.

Cuatro buques de guerra egipcios entraron el jueves en el canal de Suez, de camino hacia el golfo de Adén, indicaron responsables del canal.

Ninguna implicación de países europeos fue anunciada.

Los hutíes combaten contra las unidades del ejército yemení fieles al expresidente Ali Abdalá Saleh, forzado a dimitir en 2012, después de 33 años en el poder.

Yemen es el único país de la Primavera Árabe donde el levantamiento popular llevó a la salida negociada del presidente, sustituido por quien era su vicepresidente, Abd Rabo Mansur Hadi.

La intervención militar liderada por Riad responde a varias peticiones de ayuda lanzadas desde el bando del presidente Hadi, incapaz de enfrentar el avance de los rebeldes hutíes, que en los últimos días se han ido acercando a Adén, donde se había refugiado el jefe del Estado.

Fuerzas leales al presidente retomaron el jueves el aeropuerto de Adén de manos de las fuerzas antigubernamentales, según un oficial de seguridad.

Huyen habitantes de Saná

La coalición “hará todo lo que haga falta” para restablecer la estabilidad, avisó el embajador saudí en Washington, Abdel al Jubeir.

Según testigos y fuentes militares en Yemen, los primeros ataques apuntaron contra lugares sensibles controlados por la rebelión en Saná, incluida una base aérea y el palacio presidencial, donde se declaró un incendio.

Al menos 14 civiles perdieron la vida en un barrio de la capital, según una fuente de defensa civil.

Los bombardeos cesaron a primera hora de la mañana, según los habitantes.

La aviación saudí “prácticamente garantizó la seguridad del espacio aéreo yemení donde actúa para establecer una amplia zona de exclusión aérea”, declaró un consejero saudí.

“Me voy con mi familia, Saná ya no es segura”, cuenta Mohamed, que, como muchos otros, decidió huir de la capital de Yemen después de una noche de intensos bombardeos aéreos saudíes.

“¿Por qué Arabia Saudita y los otros países eligieron intervenir (…) cuando los hutíes ya conquistaron la mayoría de las regiones?”, se pregunta Safwan Haidar, un residente.

Para los expertos, Yemen es el escenario de una guerra entre el Irán chiita y el reino saudí sunita, que podría terminar con la desintegración del país.

A esto se añade la actuación de la red sunita Al Qaida en la Península Arábiga (AQPA), bien implantada en el sureste, y del grupo yihadista Estado Islámico.