Durante el año 2014 el acontecimiento más importante fue sin duda, el rechazo por parte del Gobierno del proyecto hidroeléctrico HidroAysén. A lo anterior se agrega el reciente anuncio de Endesa, de paralizar el proyecto Punta Alcalde. Sin embargo, en ambos casos, no está dicha la última palabra.

Al mismo tiempo, en meses pasados el Gobierno ha dado respaldo político explícito a dos proyectos cuestionados por la ciudadanía, Alto Maipo y Punta Alcalde. Con ello se ha dado una señal, de que en lo sustancial, la política energética sigue siendo la misma, aunque se han hecho algunos acomodos, a todas luces insuficientes. Sin embargo, los problemas de fondo siguen presentes en esta actividad.

Mientras tanto la escasa industria nacional existente, compuesta por pequeñas, medianas y grandes empresas, como Huachipato, languidece y agoniza por este hecho, y con muy bajas perspectivas para su presente y futuro. Más aún, el sueño de iniciar un tímido e incipiente proceso de industrialización en el país, que entregue empleos permanentes, seguros y de calidad a la población, tendrá que seguir esperando. Entre tanto, los jóvenes seguirán pateando piedras, además de otras cosas que conocemos. Pareciera que nuestro destino ya está definido. Sólo exportar “piedras chancadas y palos”, llamadas materias primas, como la única alternativa posible. Y para eso, no se necesita educación de calidad.

La energía es esencial para el progreso y el desarrollo del país y el mejoramiento de las condiciones de vida de la población. Tanto, como lo es el agua para la vida y la alimentación de su gente. Por lo tanto, debe otorgársele la debida preeminencia y no abandonarlo a un 2° plano.

Desde hace algunos años, varios años atrás, industrias de energías renovables han informado que están en condiciones de ofrecer energía entre 3 y 21 $/KWh (pesos chilenos por KWh)…Reitero. Entre 3 y 21 $/KWh, cuando en Chile, en la zona central, su precio está en torno a los 100 $/KWh. Un acontecimiento de la mayor importancia, que se detalla en estos artículos. Sin embargo, a quienes incumben estas materias, por alguna razón, nada han hecho al respecto. Los diferentes sectores interesados, incluyendo los movimientos sociales, deben tomar nota de esta situación. Este tipo de energías deben ser la base de un nuevo modelo energético, en el corto y mediano plazo. El precio de la energía es un asunto muy trascendente para el progreso del país, así como también, el medio ambiente y el cambio climático, como para ser ignorados tan fácilmente.

ARCHIVO | David Cortés | Agencia UNO

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En un hecho que no es casual, el “mercado”, compuesto por 3 o 4 oligopolios en este caso, detectó y determinó, a raíz del fracaso de la aventura con el gas argentino, que la alternativa para superar los déficit de energía era instalar centrales con combustible diésel, en la peor de las soluciones y la más cara. Y el país se llenó de proyectos diésel. Iniciándose un proceso especulativo con el precio de la energía, que en 10 años incrementó su valor en un 400 % y más que duplicó los precios de América Latina. Y lo peor será que sus efectos, se seguirán prolongando más allá del 2030, si nada se hace, producto de los contratos de licitación acordados.

Es la política del dejar hacer, que llaman libertad económica, libre mercado o cualquiera de las expresiones que se usan, y con los resultados negativos que están a la vista. Lo cierto es que el Estado ha estado totalmente ausente en esta y otras materias (reduciéndose a ser un simple buzón), impedido por esa camisa de fuerza que impone la actual constitución. Es lo mismo que ocurre con la educación, la cual, sigue siendo una de las peores del mundo.

La empresa privada y el proceso de privatización de empresas del Estado, ha fracasado rotundamente en entregar soluciones eficientes y económicas a las necesidades energéticas del país, como se demuestra en estos escritos. Como en las AFP, en que el 60% de los jubilados recibirán pensiones inferiores a $ 180.000. Entonces, culpar a las comunidades locales, por la judicialización de los proyectos, como responsables de la crisis energética, es como culpar al sofá del chiste de Don Otto de la dificultades existentes.

La reforma tributaria permitió recordar un hecho que es bastante conocido. Existe toda una arquitectura, una construcción ideológica, desde hace 40 años, en favor del gran empresariado y transnacionales, a través de subsidios, tributación y franquicias de distinto tipo, que no son menores. Y el sector eléctrico no es ajeno a esa realidad. Los expertos a eso le llaman incentivos al ahorro y la inversión. Lo trágico de esta situación, y porque la torta siempre será una sola, tales subvenciones y exenciones la tendrán que pagar las grandes mayorías, los pobres que ganan menos de 200 lucas y los sectores medios, a través del IVA y/o el recorte de servicios y beneficios como salud, educación, vivienda y otros, tan necesarios para mejorar sus condiciones de vida.

En una cuestión tan elemental y básica, no se vio fuerza y solidez, más bien vacilaciones y falta de convicción, en quienes debieron defender tales posturas, en donde para dar beneficios a los grandes, necesariamente tienes que quitarles a los chicos.

Como se explica en los apuntes señalados, son las normativas existentes, es decir la institucionalidad que regula el sector eléctrico, las que han permitido esta situación. Mercados cautivos (alrededor del 80%), en manos de 3 oligopolios conocidos, privilegios y subsidios de distinto tipo, incluso tampoco se respeta las propias reglas del libre mercado o la libre competencia, y con mecanismos fraudulentos, en donde se ha propagado una espiral especulativa con la energía, la cual todo el país la tiene que pagar.

Es el poder, el verdadero poder, el poder del dinero que utilizan los grandes conglomerados, la auténtica elite del país. Es el ejercicio del poder que necesita desplegarse en todas las esferas de la sociedad, para ejercer y mantener su dominio. Con métodos “lícitos” o legales, y/o encubiertos. No es tan sólo el diseño de las políticas en la economía, también lo son los medios de comunicación, partidos políticos y otros sectores de la sociedad, incluso hasta el futbol y marionetas caben en esta ecuación. Y cuando se les pilla el escándalo estalla, como en los casos Penta-UDI y Dávalos, que se agrega a la lista de hechos similares.

Como se puede ver en estos informes, las perspectivas para Chile son inmensas en materia energética. En consecuencia, abordarlo debidamente, es mucho más que la cuenta de la luz sea más económica, o energía para la minería. Es la construcción de un país sustentable, con nuevos desarrollos económicos, con pan y trabajos dignos para muchos.

ARCHIVO | David Cortés | Agencia UNO

ARCHIVO | David Cortés | Agencia UNO

Los movimientos sociales de distinto tipo deben incorporar estas demandas y propuestas, haciéndolas suyas, y hacia ellos están dirigidos estos artículos, con un pié bien firme en la calle, y por otra, con la mente y el corazón profundizando éstas y otras materias.

En este sentido es primordial avanzar hacia una nueva Constitución, con Asamblea Constituyente. Porque no hay nada más democrático y expresión real de la soberanía del pueblo que la Asamblea Constituyente. Con los tiempos y etapas que sean necesarias para esta tarea. Y debe ser con Asamblea Constituyente, porque hay motivos más que suficientes, como los vistos en el último año, en donde el nivel de “cocina-miento”, la influencia de los poderes fácticos y otros intereses han quedado patentes. Si todo queda en el parlamento, reducido entre 4 paredes, el resultado será, como dijo un periodista, una Penta-Constitución.

Siguiendo esta línea, no parece presentable que quienes tienen la responsabilidad sobre estos temas, por más de 10 años se haya permitido un proceso especulativo con el precio de la energía y nada se ha hecho, en donde, si esos mecanismos de precio se aplicaran a otras actividades, por ejemplo, la industria del pan, el corriente, el más barato, su costo estaría por sobre los $ 3.000 el Kilo. O bien, que recientemente, hace poco más de 1 año, se haya aprobado en el parlamento la Ley 20/25, a todas luces discriminatorias en contra de las ERNC, cuando lo que se pide es sólo igualdad de condiciones para competir. O las licitaciones de bloques de energía, acordadas con las llamadas leyes cortas, que blanquean y consagran la especulación energética hasta más allá del 2030.

Desgraciadamente estos hechos no son simples casualidades. Por lo tanto, da para pensar qué hará el parlamento cuando se discutan cambios constitucionales, en materias tales como el rol del Estado, el rol de las regiones y sus comunidades, los temas medio ambientales y otros, en relación al tema energético.

Sobre la Agenda de Energía, impulsada por el Gobierno, sólo 2 comentarios, más allá de lo contenido en los informes:

a.- Hay espacio suficiente para una reducción mayor del precio de la energía de un 50 % en el corto plazo, por sobre el 25 % anunciado.
b.-El Estado debe tomar una decisión estratégica. Las ERNC son las únicas fuentes energéticas seguras y confiables para el porvenir de Chile. Y para hablar seriamente sobre el tema debe impulsarse la construcción de varias centrales de más de 500 MW, con este tipo de tecnologías.

Las propuestas contenidas en estos informes son bastantes sólidas y concretas como para ser ignoradas o soslayadas rápidamente. En este campo, nada tienen que hacer en Chile las termoeléctricas y las grandes represas hidroeléctricas, tanto en el presente como en el futuro. Más bien, y sin arrogancia o pedantería, las termoeléctricas, deberían buscar caminos para el retiro y el cierre programado, porque uno de sus caballitos de batalla, el precio de la energía, se derrumba, y sin mencionar los temas medio ambientales. Se comercializan o tranzan en el sector eléctrico anualmente, más de 16.000 millones de dólares, bastante más que la Reforma Tributaria, la cual es una considerable cantidad, y en consecuencia, los problemas de fondo, deben ser abordados con la debida profundidad.

Dejo constancia que los artículos que se exponen fueron escritos el año 2013, especialmente la recopilación antecedentes, los cuales corresponden hasta esa fecha. Sin embargo, los contenidos de los escritos siguen plenamente vigentes.

Descarga en los siguientes links los informes La Esperanza y La Cruda Realidad.

José Gaete N.
Ingeniero

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