En 1978, Estados Unidos puso en vigencia una normativa para limitar la cantidad de plomo en pinturas, barnices y demás recubrimientos de paredes, además de juguetes y útiles escolares, a un 0,06%. Esto, con el fin de proteger a la población de sus efectos tóxicos. En Chile, el Ministerio de Salud adoptó una medida similar recién en 1993, lo que significa que es muy posible que las construcciones anteriores a esa fecha contengan cantidades elevadas de este peligroso elemento.

Y es que al plomo se le asocian daños al sistema nervioso central, al riñón, e incluso efectos cancerígenos, así como problemas de aprendizaje, de crecimiento, hiperactividad, alteraciones en la audición, lesiones cerebrales e incluso daños a bebés en gestación, afectando principalmente a los niños y mujeres embarazadas.

De acuerdo a la Clínica Las Condes, “el mayor problema es que esta sustancia no es visible, no se puede oler y mucho menos saborear, por lo que es muy complicado darse cuenta de su presencia. Una sola dosis alta de plomo puede ocasionar síntomas de emergencia graves. Sin embargo, es más común que la intoxicación con plomo se dé por acumulación lenta en el transcurso del tiempo y por exposición repetitiva a pequeñas cantidades de este elemento. En estos casos, puede que no se presenten síntomas obvios”.

Para evitar intoxicaciones con plomo es fundamental preocuparse de la pintura que comienza a descascararse en construcciones antiguas, ya que de este modo el plomo se propaga en el aire en forma de polvo. Tal como consigna la Natural Resources Defense Council (NRDC) de Estados Unidos, “ingerir aunque sea sólo un pedacito de esta pintura puede envenenar a un niño”. Si la pintura está en buenas condiciones, en general, no es un problema.

Entre otras medidas sugeridas por la Agencia de Protección Medioambiental de EEUU, se encuentran: no adquirir juguetes en el comercio informal (suelen contener más plomo del permitido), mantener libres de polvo y lo más limpias posibles las áreas donde los niños juegan, no quemar madera vieja pintada, no lijar las paredes en presencia de personas y sin mascarilla, si se trabaja en ambientes expuestos al plomo (como la construcción) cambiarse de ropa antes de llegar a la casa y comer bien, pues una dieta rica en hierro y calcio ayuda a que el cuerpo absorba menos plomo.