La famosa canción de Bob Marley “Iron Lion Zion” podría convertirse en una de las pocas referencias al león de Abisinia, famoso por su melena negra, al encontrarse amenazado por la destrucción galopante de su hábitat en Etiopía.

“Los leones vivían prácticamente en toda Etiopía”, explica Zelealem Tefera, biólogo especialista en la fauna salvaje y representante de la fundación Born Free en el país.

“Pero con la expansión de los asentamientos humanos y los cultivos, su hábitat se reduce, las presas desaparecen y los leones no encuentran nada para comer”, añade.

El león de Abisinia es un emblema etíope, cuya imagen aparece en monedas, autobuses, aviones y numerosas estatuas en las calles de Adís Abeba.

En pocos decenios, los leones han desaparecido de una gran parte del territorio etíope, expulsados por la presión demográfica de una población que aumenta unos dos millones cada año.

Según la estimación más reciente, realizada en 2012 por el biólogo estadounidense Jason Riggio, el número de ejemplares de esta especie ascendería a unos mil, principalmente en las zonas fronterizas con Sudán del Sur, Somalia y en un puñado de parques nacionales en el centro y este del país.

Los leones africanos, considerados como “vulnerables” en la lista roja de especies amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), están en retroceso en todo el continente y la pequeña población de leones abisinios no es una excepción.

“Los leones de melena negra son únicos y representan una parte importante de nuestra cultura. No pienso que vayan a desaparecer por completo en los próximos años, pero si no se hace nada para preservar su hábitat, eso es lo que acabará ocurriendo”, insiste Zelealem Tefera.

Sia Kambou | AFP

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¿El turismo como solución?

El patrimonio genético diferente de los leones abisinios aún genera debate entre los científicos, pero muchos etíopes no dudan de su singularidad.

El emperador Haile Selassie lo convirtió en su emblema real, y el actual palacio presidencial todavía alberga los descendientes de las fieras que el soberano conservaba como animales de compañía en su palacio de Adís Abeba.

Aunque los tiempos en que los jóvenes etíopes debían cazar un animal salvaje para su prometida han pasado, el hombre continúa siendo su principal amenaza.

A algunas decenas de kilómetros de la capital, la fundación Born Free ha recogido siete leones, capturados por aldeanos o militares y a menudo maltratados. Pero, a diferencia de otros animales salvajes como guepardos o monos, los leones no podrán ser reintroducidos en la naturaleza.

“Su hábitat natural no para de reducirse. Si los soltamos en la naturaleza, no podemos garantizar que no representen una amenaza para las poblaciones humanas y para su ganado”, lamenta Derek Bretts, un cuidador de la fundación.

La historia de Kebri, un joven macho cuya crin oscura acaba de empezar a crecer, ilustra el conflicto creciente con los ganaderos.

“Su madre atacó un rebaño. Los aldeanos colocaron carne envenenada y la mataron. Nosotros recogimos su cachorro”, explica Bretts.

Etiopía cuenta con una docena de parque naturales, donde los animales salvajes se encuentran teóricamente protegidos. En realidad, en el segundo país más poblado de África, los humanos invaden frecuentemente el territorio de los leones.

“La protección de la fauna salvaje no es una prioridad en Etiopía”, lamenta Fikirte Gebresenbet, investigadora de la universidad de Oklahoma State. “La gente vive en los parques la mitad del año y los ganaderos pastorean sus rebaños regularmente. Esto genera conflicto con los leones”.

El futuro de los leones de Etiopía reside quizás en el desarrollo de un incipiente turismo. En 2012, el gobierno creó una estructura encargada de aumentar los ingresos en este sector.

“Los ejemplos de Kenia y Tanzania deben inspirarnos”, dice la investigadora. “Si el gobierno se convence de que la gente está dispuesta a pagar por ver leones en unos parques bien protegidos (…), esto se convertiría en un medio de salvar a nuestros leones”.

Sia Kambou | AFP

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