Miles de personas rendían un último homenaje el martes al opositor ruso Boris Nemtsov, asesinado el viernes en Moscú, antes de su entierro en un cementerio moscovita.

A las 08:00 horac hilena, al término del homenaje a Nemtsov en el museo consagrado al premio Nobel de la Paz Andrei Sajarov, el cortejo fúnebre saldrá rumbo al cementerio Troiekurovkoie de Moscú.

El asesinato de Nemtsov, ex viceprimer ministro de Boris Yeltsin, acérrimo opositor a Vladimir Putin y un cruzado contra la corrupción, ha levantado una ola de agitación en Rusia y recibido la condena internacional.

Numerosos políticos y diplomáticos extranjeros, incluido el exprimer ministro británico John Major, acudieron al centro Andrei Sajarov, donde reposaban sus restos. También acudieron personalidades rusas, como Arkady Devorkovich, actual viceprimer ministro ruso, y Mijail Kasynov, exprimer ministro.

El acto no estaba en la agenda del presidente Vladimir Putin: el Kremlin envió a responsables de perfil bajo en representación de la presidencia.

Responsables de Polonia y Letonia denunciaron el lunes que Moscú les había denegado los visados en represalia por las sanciones de la Unión Europea a Rusia por el conflicto en Ucrania.

Avergonzados de nuestro país

Como lo indica la tradición ortodoxa, la madre del político asesinado y sus hijos permanecieron sentados delante del féretro abierto, ante el cual se inclinaban por igual anónimos y personalidades, como el embajador de Estados Unidos, John Tefft.

“Hemos venido porque nos sentimos avergonzados de nuestro país, de nuestra gente, de haber permitido que ocurra algo así”, afirmó uno de los asistentes, Dimitri Afanasiev. “Es culpa de Putin, pero también nuestra”.

“Es un shock. Es el sistema el que lo mató”, añadió otro moscovita, Vladimir Shlamin.

Nemtsov recibió varios disparos poco antes de la medianoche del viernes cuando caminaba por un puente a poca distancia del Kremlin junto a su compañera, la modelo ucraniana Ganna Duritska.

Putin dijo que la muerte de Nemtsov había sido un “asesinato por encargo”, asegurando que se trataba de una “provocación”, y prometió hacer todos los esfuerzos para encontrar a los responsables.

Duritska regresa a Kiev

Por su parte, Ganna Duritska pudo regresar finalmente a Ucrania, tras denunciar que estaba siendo retenida por las autoridades rusas.

Los investigadores llevaban interrogándola desde poco después del momento del asesinato. El martes, señalaron que la modelo era un testigo clave y que “podría conocer circunstancias significativas” sobre la muerte de Nemtsov.

Duritska, que en un principio dijo no haber visto al asesino, pudo ofrecer finalmente un retrato robot del autor de los disparos.

Las autoridades han ofrecido una recompensa de tres millones de rublos (48.000 dólares) por cualquier información sustancial sobre el asesinato, una importante cantidad, dado que el salario medio en Moscú es de 60.000 rublos (960 dólares).

Un sacrificio

Los investigadores no descartan ningún móvil, y se plantean tanto el crimen político como la pista islamista, por el apoyo de Nemtsov al semanario satírico francés Charlie Hebdo, víctima de un sangriento atentado en enero. También han apuntado a la posibilidad de un asesinato vinculado al conflicto ucraniano y cometido por “elementos radicales”.

El Comité de investigación plantea incluso la posibilidad de que la propia oposición ordenara el asesinato, un “sacrificio” para espolear la reacción contra Putin.

La marcha en memoria de Boris Nemtsov reunió el domingo en Moscú a decenas de miles de personas, una de las manifestaciones más masivas de protesta contra el presidente ruso desde hacía años.

El crimen se produjo en una zona generalmente bien vigilada por las fuerzas de seguridad, debido a su proximidad del Kremlin.

“Los investigadores sólo tienen clara una cosa – que los asesinos no eran profesionales”, afirmó el diario Kommersant.

Según la publicación, la munición era antigua y el arma, posiblemente de fabricación casera.

Familiares y amigos de Nemtsov señalaron que éste estaba preparando un informe sobre la presencia de soldados rusos en el este de Ucrania, mientras que Moscú desmiente cualquier implicación de sus tropas en el bando de los separatistas. El opositor había confesado hace poco tiempo que temía ser asesinado en Rusia.