Unos 30.000 soldados iraquíes y milicianos apoyados por aire atacaban este lunes posiciones yihadistas en Tikrit y alrededores, al norte de Bagdad, en la mayor ofensiva lanzada hasta ahora para recuperar uno de los principales bastiones del grupo Estado Islámico.

“Las fuerzas de seguridad avanzan en tres direcciones hacia Tikrit, Ad Dawr y Al Alam”, declaró por teléfono a AFP un coronel del ejército iraquí.

“Cazabombarderos, helicópteros y artillería se dirigen a Tikrit para asegurar la progresión (de las fuerzas progubernamentales) y cortar las vías de abastecimiento”, precisó.

Fuentes militares reportaron que aviones iraquíes participaban en la operación pero no está claro si la ofensiva cuenta también con un apoyo aéreo extranjero, iraní o de la coalición internacional antiyihadista liderada por Estados Unidos.

Según el coronel, las fuerzas progubernamentales “avanzan igualmente por vías secundarias con el fin de impedir una huida de Daesh (acrónimo del grupo yihadista en árabe)”, que controla la ciudad natal del ejecutado dictador iraquí Sadam Husein desde hace nueve meses.

El EI se había apoderado de esta ciudad en junio aprovechando un ataque fulgurante en el norte y el oeste de Irak, donde el grupo extremista sunita impone su ley y multiplica las atrocidades, como en los territorios que controla en la vecina Siria.

Esta operación militar es una de las más ambiciosas emprendidas por Bagdad para hacer recular a los yihadistas y empezó a primera hora del lunes, tras haber sido anunciada la víspera por el primer ministro Haider al Abadi.

Según el coronel iraquí preguntado por AFP, las fuerzas implicadas en la batalla de Tikrit están integradas por el ejército, la policía, unidades antiterroristas, grupos de voluntarios progubernamentales, conocidos bajo el nombre de Unidades de movilización popular, y tribus locales sunitas hostiles al EI.

‘Vengar a Speicher’

Desde Samarra, la otra gran ciudad de la provincia de Saladino, el primer ministro iraquí instó el domingo a las fuerzas progubernamentales a proteger a la población civil durante la ofensiva.

“La prioridad que hemos fijado al ejército y a las fuerzas que lo ayudarán es la de preservar la seguridad de los ciudadanos”, indicó Abadi, quien querría salvaguardar la seguridad de los habitantes de Tikrit, principalmente sunitas, que temerían las represalias de parte de las fuerzas de seguridad si los yihadistas son finalmente expulsados de la región.

Hadi al Ameri, comandante de las Unidades de movilización popular y figura central de la lucha en Irak contra el EI, había solicitado a la población de Tikrit que abandonara la ciudad “en 48 horas”, “para vengar a Speicher”.

Speicher es una base militar cercana a Tikrit donde varios centenares de nuevos reclutas, esencialmente chiitas, fueron capturados antes de ser ejecutados en los últimos días de la ofensiva del EI en Irak.

Las milicias chiitas en particular siempre han prometido vengar las ejecuciones de Speicher, provocando el miedo a una posible masacre contra la población sunita si Tikrit llegara a ser recuperada.

Por otro lado, ciertas tribus sunitas de la región fueron acusadas de estar implicadas en la masacre de Speicher.

El domingo, Abadi se dirigió a los habitantes de Tikrit para pedirles que se volvieran contra los yihadistas.

“Hago un llamado a todos los que se equivocaron y cometieron errores para que depongan las armas hoy. Esta podría ser su última oportunidad”, dijo, sugiriendo la posibilidad de una amnistía para algunos de los habitantes que se habrían decantado por el bando del EI.