Uno de los programas más famosos de MTV en Chile fue Pimp my ride, conocido en español como Enchúlame la máquina, conducido por el rapero Xzibit y donde tomaban autos en pésimas condiciones para llevarlos a un taller de lujo para transformarlos en un modelo tunning, como se le llama a los vehículos modificados.

El programa culminó en 2007, pero aún así sigue siendo recordado por sus fanáticos en todo mundo, como también por quienes fueron protagonistas del programa, aunque para varios de ellos no es un recuerdo feliz.

Un reportaje realizado por The Huffington Post reveló que muchas de las transformaciones que se hicieron en el show eran un fraude. El medio conversó con Jake Glazier, Seth Martino y Justin Dearinger, cuyos vehículos fueron tuneados, para conocer sus experiencias.

Martino, por ejemplo, contó que estaba tan emocionado e ingenuo por lo que le estaba ocurriendo, “por lo que podrían haberme dicho que unicornios me harían el desayuno y no lo habría cuestionado”. En su auto, dijo habían un montón de cosas que no funcionaban, como unas luces LED que pusieron en sus asientos. “Se ponían tan calientes que no podía conducir con ellas prendidas”, aseveró. A ellos se sumaban varias pantallas de TV, que nunca encendieron después de grabar, y una máquina para hacer algodones de azúcar que tampoco funcionó.

También relató que el tiempo en que demoraban en mejorar los autos no era el que salía en televisión, donde se hacía creer que todo el trabajo se realizaba máximo en dos semanas. En el caso de su coche, demoraron alrededor de medio año, por lo que debió arrendar un auto durante ese tiempo y MTV demoró dos años en reembolsar los gastos.

En el caso de Dearinger, él denunció que tras la grabación del programa, cuando la transformación estaba lista, le retiraron cosas del vehículo, como un destapador de champán y una pantalla gigante. El primero fue quitado porque el show no promovía el beber alcohol y conducir, mientras que lo segundo se quitó porque podría no ser seguro.

Pero eso no es todo. Tras cinco años donde Dearinger también realizó otras mejoras, su vehículo simplemente explotó cuando conducía con su novia, alcanzando a huir antes de ser alcanzados por las llamas.

Glazier, en tanto, dijo que la mecánica de su vehículo quedó en tan mal estado que casi un mes después de haberlo recibido, decidió venderlo. El nuevo dueño, dijo, lo terminó desarmando. Además, comentó que su coche necesitaba un silenciador, pero en la empresa que realizaba los trabajos, llamada West Coast Customs, sólo le pusieron un tubo de escape falso.

Como si eso fuera poco, un productor asistente le sugirió terminar con su novia para darle más emoción al programa.

Larry Hochberg, coproductor ejecutivo de Enchúlame la máquina, se refirió a estas denuncias y declaró que muchas veces se quitaban elementos de los autos modificados por seguridad. También aseveró que no es cierto que no trabajaban en la mecánica de los autos, pero algunos estaban tan viejos y oxidados “que no importaba la cantidad de trabajo que se pusiera en ellos”.

Pese a esto, aseguró que cuando los vehículos enchulados tenían fallas, eran remolcados a los talleres de West Coast Customs para ser reparados.

Finalmente, se defendió diciendo que como programa nunca quisieron que un joven rompiera con su polola, y sobre los problemas mecánicos dijo que el fin del show “no era salvar vehículos, sino enchularlos”.