Lanza internacional: el orgullo de ser lanza de “Categoría Mundial”

Detalle de la portada, Catalonia (c)
Detalle de la portada, Catalonia (c)
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Una novela dinámica, entretenida y bien escrita sobre un “lanza” orgulloso de pertenecer a una familia de delincuentes y que desprecia a los “giles” es la que escribe Eduardo Labarca (Salvador Allende: Biografía Sentimental).

Lanza internacional (Editorial Catalonia) no está escrita desde el detective, como lo hacía el legendario René Vergara (que fue de Investigaciones en la realidad) con su inspector “mono” Cortés (Un Soldado para Lucifer, por ejemplo). Tampoco es la autobiografía del delincuente que muestra el mundo del hampa desde dentro tratando de justificarse, de redimirse, como es el caso Alfredo Gómez Morel con su trilogía El río, La ciudad y El mundo. Tampoco es Heredia, de Ramón Díaz Eterovic, y menos Cayetan Brulé, de Roberto Ampuero, clásicos detectives privados con miradas escépticas sobre mundos decadentes.

Lo que ofrece Labarca es un hijo de delincuentes muy distante del Hijo de ladrón de Manuel Rojas: éste, Elías, el “Flecha”, está orgulloso de ser parte de una familia de delincuentes profesionales (En Lanza internacional, su protagonista lee el libro de Rojas, pero al terminarlo “cerró el libro con desprecio”, decepcionado). Y quiere ser el mejor. El primero en viajar en avión en primera clase, en irse a vivir al “barrio alto”. Quiere ser sofisticado, no usar la violencia… salvo cuando sea necesario y, en especial, para hacerse respetar entre sus pares, por sus enemigos.

Y se adentra en una forma de vida llena de sabiduría, de aprendizajes hechos en la lucha diaria, en tener a casi toda una sociedad de “giles” en contra:

“- El miedo es la pimienta de la precaución… Al miedo no hay que tenerle miedo, hay que derrotarlo… A los que le digan que no conocen el miedo no les crea, sobrino… El ladrón ladrón tiene que sentir el miedo de la cabeza a las patas… y darle la espalda… Gozar la libertad… y aborrecer la cana… Al entrar a un lugar… tener preparada la librada…”

“- Los españoles venían saliendo de las cárceles y se toparon con los mapuches, tan ladrones como ellos… Eso somos, sobrino, hijos de dos razas de pillos… ladrones por vientre y lomo…”

Lanza internacional se lee fácil, lleno de suspenso, de juego de palabras, de chilenismos, incorporando en este desarrollarse de este “choro” de la población Santa Estela la contingencia política, lo que permiten delinear mejor a los personajes, lo que logra muy bien Labarca.

Lanza internacional es un racconto, donde cada capítulo parte con la escena final, dándole mucho suspenso y, hasta cierto punto, un aire cinematográfico.

Lanza internacional es un muy buen libro que pasa con éxito muchas pruebas, pero sin dudas falta una para consagrarlo: ver cómo es recibido por lanzas y lanzas internacionales reales.

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Una novela dinámica, entretenida y bien escrita sobre un “lanza” orgulloso de pertenecer a una familia de delincuentes y que desprecia a los “giles” es la que escribe Eduardo Labarca (Salvador Allende: Biografía Sentimental).

Lanza internacional (Editorial Catalonia) no está escrita desde el detective, como lo hacía el legendario René Vergara (que fue de Investigaciones en la realidad) con su inspector “mono” Cortés (Un Soldado para Lucifer, por ejemplo). Tampoco es la autobiografía del delincuente que muestra el mundo del hampa desde dentro tratando de justificarse, de redimirse, como es el caso Alfredo Gómez Morel con su trilogía El río, La ciudad y El mundo. Tampoco es Heredia, de Ramón Díaz Eterovic, y menos Cayetan Brulé, de Roberto Ampuero, clásicos detectives privados con miradas escépticas sobre mundos decadentes.

Lo que ofrece Labarca es un hijo de delincuentes muy distante del Hijo de ladrón de Manuel Rojas: éste, Elías, el “Flecha”, está orgulloso de ser parte de una familia de delincuentes profesionales (En Lanza internacional, su protagonista lee el libro de Rojas, pero al terminarlo “cerró el libro con desprecio”, decepcionado). Y quiere ser el mejor. El primero en viajar en avión en primera clase, en irse a vivir al “barrio alto”. Quiere ser sofisticado, no usar la violencia… salvo cuando sea necesario y, en especial, para hacerse respetar entre sus pares, por sus enemigos.

Y se adentra en una forma de vida llena de sabiduría, de aprendizajes hechos en la lucha diaria, en tener a casi toda una sociedad de “giles” en contra:

“- El miedo es la pimienta de la precaución… Al miedo no hay que tenerle miedo, hay que derrotarlo… A los que le digan que no conocen el miedo no les crea, sobrino… El ladrón ladrón tiene que sentir el miedo de la cabeza a las patas… y darle la espalda… Gozar la libertad… y aborrecer la cana… Al entrar a un lugar… tener preparada la librada…”

“- Los españoles venían saliendo de las cárceles y se toparon con los mapuches, tan ladrones como ellos… Eso somos, sobrino, hijos de dos razas de pillos… ladrones por vientre y lomo…”

Lanza internacional se lee fácil, lleno de suspenso, de juego de palabras, de chilenismos, incorporando en este desarrollarse de este “choro” de la población Santa Estela la contingencia política, lo que permiten delinear mejor a los personajes, lo que logra muy bien Labarca.

Lanza internacional es un racconto, donde cada capítulo parte con la escena final, dándole mucho suspenso y, hasta cierto punto, un aire cinematográfico.

Lanza internacional es un muy buen libro que pasa con éxito muchas pruebas, pero sin dudas falta una para consagrarlo: ver cómo es recibido por lanzas y lanzas internacionales reales.