A cuatro meses de la desaparición y posible masacre de 43 estudiantes mexicanos de Ayotzinapa, esa radical escuela para maestros rurales retomó el lunes sus actividades que habían quedado suspendidas desde que ocurrió la tragedia, informó el lunes el director del plantel escolar.

“Se va a tratar de salvar el año escolar, y se está diseñando cómo deben realizarse las actividades académicas para no perder el año”, dijo a la AFP José Luis Hernández Rivera, director de la escuela de Ayotzinapa.

El académico dijo que los cursos serán impartidos en línea y de manera presencial para permitir que los estudiantes puedan continuar con las actividades de protesta que realizan junto a los padres de sus compañeros desaparecidos en reclamo a las autoridades de solución del caso.

Las actividades en esta escuela, que funciona como internado y que está situada en las montañas de la sierra de Guerrero, se paralizaron el 27 de septiembre pasado tras la oscura noche del 26, cuando un grupo de estudiantes de primer grado fueron brutalmente atacados por policías municipales de la ciudad de Iguala, ubicada a 123 km de la escuela.

Un total de 43 estudiantes desparecieron esa noche. Según la investigación de la fiscalía federal, fueron entregados a integrantes del cartel narcotraficante Guerreros Unidos que los asesinaron y los incineraron en el remoto basurero del vecino municipio de Cocula.

Los restos de uno de los jóvenes fueron identificados a través de pruebas de ADN de un prestigioso laboratorio austríaco.

Desde entonces, el patio central y aulas de esta escuela se convirtieron en dormitorios y lugar de residencia de los familiares de los 43 estudiantes desaparecidos y de organizaciones que los apoyan.

Bajo la mirada de Marx, Engels, Mao Tse Tung y Ernesto “Che” Guevara, representados en el mural principal de la escuela, esta comunidad ha vivido los últimos cuatro meses en vilo esperando saber con certeza que sucedió con los 43 estudiantes y planeando protestas para exigirle al gobierno que realice una exhaustiva investigación.

Este estremecedor crimen ha generado múltiples manifestaciones en varias ciudades del país y una profunda crisis en el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto.