Podemos tenerlos de diferentes tamaños, formas y colores, incluso texturas. Los lunares (nevos) son tumores benignos de la piel, es decir, se producen cuando las células productoras de pigmento (melanocitos) de la piel crecen en grupo.

Pueden estar presentes desde que nacemos, pero la mayoría aparecen a medida que pasan los años. Son benignos y por lo general no deberían preocuparnos, pero otros lunares podrían ser melanomas (tipo de cáncer a la piel) y a esos hay que prestarles atención.

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La dermatóloga Katherine Barria, de la Clinica Rejuvenece, nos entregó una serie de tips para reconocer cuándo son peligrosas las lesiones pigmentadas de la piel.

“Es aconsejable que acuda al dermatólogo si usted tiene un lunar o una mancha que es asimétrica, o sea, una mitad es diferente a la otra, así como también que tenga una borde irregular”, comenta Barria

Otros motivos de consulta a un especialista son que el lunar cambie de color o varíe de un área a otra, así como también tenga diferentes matices de café, negro, rojo, blanco o azulado.

Su tamaño o diámetro también es importante si tiene más de 6 milímetros, o usted nota que su lunar evoluciona, o sea, cambia de forma, color y tamaño. También si sangra o se erosiona, pica o duele.

Sin embargo, no hay que confiarse, el melanoma puede no tener ninguna molestia. Otro punto importante es la superficie del lunar. Pueden ser sobresalientes y ser absolutamente benigno, y ser plano, no tocarse, y ser maligno, por lo mismo, no hay que guiarse por eso. Sí debe llamar la atención, si un lunar era previamente plano y se levanta o se deforma

Para Fernando Muñoz, gerente de Marketing del Laboratorio Dispolab “la oportuna pesquisa y extracción de un lunar sospechoso, permite la detección y tratamiento precoz de un cáncer a la piel”.

Es por eso que también nos entrega consejos que cómo hacernos un autoexamen frecuentemente en casa:

- Examine su rostro y cuello con un espejo e iluminación, procure tomarse el cabello y mirar por la zona de atrás también.

- Revise su cuerpo por delante y por atrás, levantando los brazos también, frente a un espejo.

- Doble los codos y observe por debajo de los brazos, antebrazos, manos y palmas.

- Examine detrás de las piernas, pies, dedos y plantas.

- Y finalmente con un espejo observe su espalda y nalgas.