Para la familia Salaka, convencer a la administración local de que su hijo -nacido en Sarajevo- era de nacionalidad bosnia ha supuesto un largo combate, en un país étnicamente dividido donde, paradójicamente, los bosnios no existen oficialmente.

Faruk, el hijo de Elvira y Kemal Salaka, nació en abril de 2014, pero sólo pudo inscribirse en el registro civil como bosnio tras nueve meses de pelea burocrática. Ahora acaba de convertirse en el primer ciudadano bosnio de esta ex república yugoslava desde el fin de la guerra (1992-1995).

En efecto, los términos de la Constitución impuesta por el acuerdo de paz de Dayton (Estados Unidos), que cerraron el conflicto, millones de habitantes de Bosnia tienen varias posibilidades de nacionalidad.

Están los bosniacos (“Bosnjak”, musulmanes), los serbios (cristianos ortodoxos) y los croatas (católicos), las tres principales comunidades del país. Pero hasta ahora no era posible identificarse únicamente con el Estado, es decir, ser simplemente bosnio.

Los que renuncian a estar encasillados en una de las tres comunidades, son considerados como “los otros”, una categoría que existe oficialmente. Pero ello significa que no pueden beneficiarse de los derechos políticos reservados a bosnios, serbios y croatas.

Pocos días después del nacimiento de su hijo, Kemal Salaka, economista de 39 años, trató de inscribirlo como bosnio en el registro. “Nada más lógico para alguien nacido en Bosnia, pero donde empieza Bosnia, se acaba la lógica”, asegura a la AFP.

Cuando le dijeron que no era posible, Salaka se puso en contacto con un abogado. “El proceso administrativo acabó hace dos semanas. Mi hijo ha sido registrado como el primer bosnio de Bosnia”, asegura el padre con orgullo.