La empresa estadounidense SpaceX pospuso el domingo a último minuto el lanzamiento de una nave espacial de observación solar por al menos 24 horas, debido a problemas en el radar y un transmisor en la primera etapa del cohete impulsor.

SpaceX anunció la decisión luego de que se produjeran problemas de radar para rastrear el vuelo y en un transmisor en la primera etapa del cohete Falcon 9, que debía ser lanzado a las 20:10 desde Cabo Cañaveral, Florida (sureste de EEUU).

Tras el lanzamiento de la nave no tripulada Observatorio Climático Deep Space, la empresa debía intentar recuperar la primera etapa del Falcon 9 al hacerlo aterrizar en una barcaza en el Atlántico.

Una nueva tentativa de este lanzamiento estaría prevista para las 20:07 horas del lunes, cuando también se tratará de recuperar -por segunda ocasión- la primera etapa del cohete, indicó un comentador de la televisión de la Nasa.

Inicialmente soñada por el ex vicepresidente de Estados Unidos Al Gore, la nave estuvo almacenada por la NASA desde hace años.

Su objetivo es ayudar a los meteorólogos espaciales mediante la recopilación de datos sobre los vientos solares y las tormentas geomagnéticas que pueden causar daños a los sistemas eléctricos en la Tierra.

Tarea complicada, dice SpaceX

Falcon 9 tiene que transportar un satélite de previsión y observación de los vientos solares de un valor estimado en 340 millones de dólares, una misión conjunta entre la NASA, la Agencia Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) y la Fuerza Aérea.

Luego de separarse de la segundo etapa, 165 segundos después del despegue, la primera fase subirá a una altitud máxima de 130 km, activará sus retrocohetes para frenar su descenso impulsado a más de 2.000 kilómetros por segundo.

Volverá a ponerlos en marcha antes de aterrizar, cuando la velocidad será reducida a unos pocos cientos de metros por segundo, dijo el vicepresidente de seguridad de la misión, Hans Koenigsmann.

Controlar la primera etapa de Falcon, que mide el equivalente a un edificio de 14 plantas, es extremadamente difícil, ha subrayado en repetidas ocasiones SpaceX, con sede en California.

De lograrse el lanzamiento este lunes, SpaceX hará un segundo intento para guiar y recuperar con una barcaza en el Atlántico la primera fase de su cohete.

El 10 de enero, esa primera etapa del cohete había llegado bien a la plataforma, pero luego se rompió en varios pedazos.

Para Koenigsmann el aterrizaje forzoso de la primera etapa del Falcon 9 en enero, después del lanzamiento de la cápsula Dragón para una quinta misión de abastecimiento de la Estación Espacial Internacional (ISS), en realidad no fue un fracaso.

“Estábamos cerca y no lo veo en absoluto como un fracaso, sino como un paso en el desarrollo de la tecnología para lograr un aterrizaje perfecto”, dijo el sábado.

“Hemos solucionado los problemas. Esperamos que le vaya bien esta vez”, dijo Koenigsmann en rueda de prensa el sábado, donde no obstante aclaró que “este nuevo intento será más difícil”, ya que la velocidad de retorno a la atmósfera de la primera planta será mucho mayor.

Por lo tanto, “las posibilidades de éxito son menores”, dijo.

Según él, SpaceX ha resuelto un problema técnico que contribuyó al primer fallo mediante la adición de tanques para proporcionar suficiente fluido para controlar los alerones de guía durante el descenso.

SpaceX trabajó durante dos años en el desarrollo de tecnologías para recuperar esa parte del lanzador, lo que un día permitirá volver a utilizarlo varias veces y por lo tanto reducir significativamente los costos de lanzamiento de satélites y naves espaciales.

Si tiene éxito, esto podría revolucionar el sector de lanzamiento de satélites comerciales en el que la empresa estadounidense está compitiendo, incluyendo la francesa Arianespace, líder mundial.