El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, condenó la matanza de cuatro niños asesinados de un disparo en la cabeza en una zona rural del suroeste del país, un crimen atribuido por la Fiscalía a “venganzas personales”.

“Quiero condenar nuevamente el crimen abominable de los cuatro niños en el Caquetá. Son de esos crímenes que nos arrugan el corazón, no solamente a los caqueteños sino a todos los colombianos”, dijo el mandatario, quien el jueves ya había repudiado el hecho en un mensaje en su cuenta en Twitter.

La masacre de los menores, de cuatro, 10, 14 y 17 años, ocurrió en la madrugada del jueves cerca de Florencia, capital del departamento de Caquetá, a unos 370 km al suroeste de Bogotá, considerada zona roja por la presencia de grupos guerrilleros.

Según dijo la policía local a la AFP, los menores, todos integrantes de una familia de nueve hermanos, estaban solos en su casa porque sus padres habían ido a Florencia a inscribirlos en el colegio. 

Un quinto hermano, de 12 años, que estaba con ellos en el momento del ataque, se recupera de heridas graves en el Hospital María Inmaculada de la capital caqueteña, según medios locales.

El niño, que se hizo el muerto, fue quien “dio aviso a las autoridades a través de los vecinos”, según informó la Fiscalía este viernes. 

La hipótesis que manejan los investigadores es que los asesinatos fueron motivados por razones de “intolerancia” y “venganzas personales”. 

“No tenemos ninguna evidencia de que grupos al margen de la ley, guerrilleros o de insurgencia hayan intervenido en estas muertes. La hipótesis que se maneja y que está en verificación es que pudo tratarse de venganzas personales”, dijo el fiscal general Eduardo Montealegre.

De acuerdo con reportes de prensa, que citan a autoridades regionales, los padres de los niños habían recibido amenazas para que abandonaran la tierra donde vivían.

La policía ofreció una recompensa de hasta 50 millones de pesos (unos 21.000 de dólares) por información sobre los autores de la matanza.