Desde finales de 2014 que la tensión se acrecienta en la Nueva Mayoría, debido a disputas internas que se han registrado en la coalición opositora.

Cuando los conflictos ya parecían haberse dejado de lado, comenzó una discusión interna esta semana debido al envío del proyecto de ley que despenaliza la interrupción del embarazo, ya que la Democracia Cristiana se ha mostrado reacia a aceptar el aborto en casos de violación, pese a que la medida estaba incluida en el programa de Gobierno de Michelle Bachelet que respaldaron.

Este episodio se suma a otros registrados en el último tiempo, que han enfrentado particularmente a la DC con otros partidos e incluso con el propio Gobierno, volviendo a generar dudas sobre una presunta crisis en el conglomerado oficialista.

Aborto por violación

La falange se ha mostrado abierta a legislar sobre la despenalización de la interrupción del embarazo en tres causales, que son peligro de vida de la madre, inviabilidad del feto y violación, como propone el Gobierno.

No obstante, han cuestionado públicamente la última causal (en casos de violación), por considerar que se estaría vulnerando la vida de un bebé que no está en peligro de muerte ni que pone en riesgo a la madre, como en las otras circunstancias.

De hecho, el diputado Jorge Sabag fue más allá y afirmó que “las causas para interrumpir el embarazo se van expandiendo y llegaremos a un aborto a la carta, como en España. Yo no quiero eso para mi país y de ninguna manera contará con mi voto”.

La DC también habría logrado que el Gobierno diera la posibilidad de votar las tres causales de aborto por separado, por lo cual sería posible que en esta situación fuese rechazado.

Lee también: Aborto en casos de violación: por qué se oponen los sectores conservadores

Pena de cárcel para lucro en educación

En esta ocasión el conflicto no fue directamente con el Gobierno, pero sí con otras colectividades oficialistas, luego de que en octubre de 2014 los diputados democratacristianos votaran en contra de una indicación presentada por parlamentarios de la Nueva Mayoría, que buscaba penalizar con cárcel el lucro en los colegios.

La controversia de agudizó cuando la diputada Karol Cariola (PC) publicó una foto en Twitter, donde aparecía un documento con quienes habían votado en contra (entre ellos diputados de la falange), e incluso el diputado Fidel Espinoza (PS) difundió también en esa red social una foto de Ignacio Walker con Agusto Pinochet.

Al respecto, el presidente de la DC, senador Ignacio Walker, aseveró que hubo dificultades en la convivencia de la Nueva Mayoría, y recalcó que no apoyarían indicaciones al proyecto de ley sobre fin al lucro que no estuvieran en la propuesta original de la reforma.

Diputados DC | Pablo Ovalle | Agencia UNO

Diputados DC | Pablo Ovalle | Agencia UNO

Declaraciones del embajador en Uruguay

Otro episodio que marcó octubre de 2014 fue cuando el embajador en Uruguay y militante del Partido Comunista, Eduardo Contreras, cuestionó el rol de la Democracia Cristiana en el golpe de Estado de 1973, en una entrevista con un diario uruguayo donde además adjudicó los atentados incendiarios en el Metro de Santiago a la “derecha empresarial”.

Tanto la derecha como la DC criticaron los dichos del diplomático, pero sus reclamos se volvieron más fuertes cuando el Gobierno decidió ratificar en su cargo a Contreras, pese a la indignación de la falange.

Lee también: Contreras se disculpa y canciller afirma que “episodio está cerrado”

Crisis en el Metro

Una serie de fallas que presentó el Metro entre septiembre y noviembre de 2014 gatillaron una crisis en la empresa, que también trajeron consecuencias políticas, en específico causando un conflicto entre la DC y el PPD.

Esto porque dos de las autoridades que recibieron mayor cantidad de críticas al respecto, están ligados a esos partidos oficialistas. Por una parte está el ministro de Transportes, Andrés Gómez-Lobo que es cercano al PPD, mientras que el entonces presidente de la compañía, Aldo González, está relacionado con la falange.

Así, ambas colectividades se enfrentaron a la hora de establecer las responsabilidades de las fallas, siendo finalmente González quien salió del cargo como presidente de Metro.