El personaje central de la trama de prostitución francesa que condujo ante la justicia a Dominique Strauss-Kahn, el ex director del Fondo Monetario Internacional, negó este martes las acusaciones de “proxenetismo agravado”, indicando que sólo les había hecho un favor a sus amigos.

La acusación considera a René Kojfer, de 74 años, antiguo encargado de relaciones públicas del hotel de lujo Carlton en Lille (norte), como el organizador de fiestas con prostitutas para empresarios locales y policías, a menudo en su establecimiento.

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La policía de Lille inició la investigación del escándalo del Carlton con base en informaciones anónimas sobre las frecuentaciones del hotel y de otro establecimiento de la ciudad, a donde Kojfer llevaba a prostitutas para satisfacer a algunos clientes.

La vigilancia policial y las escuchas telefónicas hicieron aparecer poco a poco nombres, entre ellos el de Strauss-Kahn, un experto economista que sonó como posible presidente de Francia, antes de que lo detuvieran en Estados Unidos en 2011, acusado de violación por una camarera del hotel Sofitel de Nueva York, Nafissatou Diallo.

Kojfer habría conseguido prostitutas a varias personas del entorno de Strauss-Kahn -que también están entre los 14 acusados- que organizaban fiestas libertinas para el entonces director del Fondo Monetario Internacional en París, Bruselas y Washington.

DSK, como se lo llama en Francia, aseguró, sin embargo, el lunes que “nunca” fue al Carlton y que no conocía a Kofjer ni al proxeneta belga Dominique Alderweireld, conocido como “Dodo la Saumure”, que empleaba a las prostitutas que estuvieron en las fiestas libertinas en las que participó el político.

Aunque sólo supone un elemento menor del juicio, el ex ministro de Finanzas, de 65 años, es la mayor atracción en el tribunal de Lille. No volverá, sin embargo, a la audiencia hasta la próxima semana cuando le toque declarar.

El presidente del tribunal, Bernard Lemaire, leyó los cargos contra Kojfer al que se acusa de organizar y beneficiarse de la prostitución de ocho mujeres, algunas de las cuales estuvieron en las orgías de DSK.

Kojfer negó los cargos de “proxenetismo agravado”, asegurando que sólo les hacía un favor a sus amigos presentándoles a las prostitutas a las que conocía.

Su abogado, Hubert Delarue, intentó presentar a Kojfer como un hombre que disfrutaba teniendo amigos bien situados, pero que, en el fondo, era un ingenuo, un alcohólico propenso a contar relatos absurdos sobre sus vínculos con los poderosos.

Kojfer reconoció lo dicho por su defensor y añadió que su exmujer lo maltrataba físicamente.

“¿De verdad quiere que nos creamos que toda esa gente era amiga de un hombre sencillo, de un ingenuo? ¿Que no tenía nada más que ofrecer?, preguntó la fiscal Aline Clerot.

Un libertino confeso

El juicio ofrecerá seguramente todo tipo de detalles escabrosos sobre las fiestas libertinas, y Strauss-Kahn comparte el banquillo de los acusados con una lista de personajes extravagantes que incluye responsables de hoteles de lujo, una prostituta, policías y el ya famoso “Dodo la Saumure”.

Lemaire recordó, no obstante, que “el tribunal no es el guardián de la moral, sino de la ley y de su correcta aplicación”.

El exdirector del FMI reconoció ser un adepto del libertinaje, no de las prostitutas, y dijo ignorar que las mujeres que participaban en las fiestas lo fueran.

Acusado de ser el principal beneficiario e instigador de fiestas libertinas en París y Washington, Strauss-Kahn es pasible de hasta 10 años de prisión y una multa de 1,5 millones de euros (1,7 millones de dólares) por “proxenetismo agravado”.

El juicio es el último de una serie de casos en los que está implicado el economista socialista, favorito de los sondeos para la elección presidencial francesa de 2012 contra Nicolas Sarkozy.

Las imágenes de DSK, esposado tras su arresto en el Sofitel de Nueva York en mayo de 2011, conmocionaron a Francia. El caso de violación se resolvió, finalmente, por la vía civil.