Los gobiernos miran cada vez más los derechos humanos como “un lujo” que no siempre se pueden dar, pero muchos países, como Estados Unidos, son de hecho responsables de alimentar el clima propicio para que florezcan grupos como el Estado Islámico o crisis como en Ucrania, según Human Rights Watch (HRW).

Ignorar los derechos humanos cuando existen riesgos de seguridad global impide “llegar a las causas fundamentales que dieron origen a muchas de estas amenazas”, declaró el director de HRW, Kenneth Roth, a periodistas en Beirut.

A pesar de que parece que “el mundo se está desmoronando”, añadió, muchos gobiernos “parecen haber llegado a la conclusión de que las graves amenazas a la seguridad de hoy en día deben tener prioridad sobre los derechos humanos”.

“En este momento difícil, parecen decir, los derechos humanos deben ponerse a un lado, un lujo para tiempos menos duros”, declaró Roth, al introducir el Informe Mundial 2015 de HRW, un documento de 660 páginas.

Pero se equivocan, señaló.

Para el director de HRW, en realidad los “derechos humanos son una brújula esencial” de la política y ponerlos de lado “no sólo está mal, sino también es corto de vista y contraproducente”.

Desde Siria a Irak, México, Nigeria y Ucrania, foco de desestabilizaciones en el último año, “proteger los derechos humanos y permitir que las personas tengan una voz sobre cómo sus gobiernos manejan las crisis será clave para su resolución”, afirmó.

El surgimiento del grupo radical Estado Islámico (EI) se alimentó en parte por la invasión estadounidense a Irak en 2003, que condujo a un vacío de seguridad en la región así como a los conocidos abusos en la prisión de Abu Graib y en el centro de detención estadounidense de Guantánamo.

Luego, Estados Unidos y Reino Unido “en gran parte cerraron sus ojos” ante las políticas sectarias del primer ministro chiita de Irak, Nuri al Maliki, su persecución de minorías sunitas, incluyendo detenciones arbitrarias y ejecuciones extraoficiales, mientras seguían proveyendo de armas a su gobierno.

En Siria, Estados Unidos armó una coalición de 60 países para combatir al Estado Islámico, pero nadie ha presionado al presidente sirio Bashar al Asad para “detener la masacre de civiles”.

Entrevistado por la AFP en Beirut, Roth declaró que “esa preocupación selectiva ha sido un regalo a los reclutadores de EI, que se ven a sí mismos como los únicos dispuestos y capaces para enfrentarse a las atrocidades de Asad”, dijo Roth.

De manera similar, en Egipto la respuesta global a la “represión sin precedentes” del presidente Abdel Fattah al-Sisi, ha sido “vergonzosamente inadecuada”. 

“Bueno versus malo” 

Washington se negó a denunciar como un golpe de Estado la salida, apoyada por los militares, del presidente electo, Mohamed Morsi, del movimiento islamista, y apoyó a Sisi, enviando un “horrendo mensaje para la región”, según HRW.

“El EI puede decir con credibilidad que la violencia es el único camino al poder para los islamistas porque cuando buscaron el poder a través de elecciones justas y ganaron, fueron depuestos con poca protesta internacional”, dijo Roth.

Por otro lado, HRW resaltó en la introducción del informe la situación de México, donde el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto “no ha tomado pasos significativos para limitar la corrupción e impunidad” que alimentan la violencia en la lucha contra los carteles del narcotráfico.

Y el gobierno del presidente Barack Obama ha “preferido quedar callado” ante “los terribles abusos” de las fuerzas de seguridad, según la organización.

Las violaciones de derechos humanos en Rusia que coartaron las voces críticas dentro del país en los últimos dos años y la “relativamente limitada reacción” de Occidente también “pudo haber agravado la crisis en Ucrania”, según HRW.

Pero los países occidentales han caído en una “mentalidad de bueno versus malo”, y en su deseo de mostrar a Ucrania como una víctima de la agresión rusa, han sido “renuentes en mencionar los abusos ucranianos”.

Revisa las apreciaciones de Human Rights Watch para América Latina y EEUU

Informe HRW Latinoamérica y EEUU