Este jueves se confirmó la muerte del el rey de Arabia Saudita a sus 90 años de edad. Muqrin, hermanastro de Abdalá, fue nombrado príncipe heredero, indicó el comunicado.

Aquejado de una neumonía, Abdalá, de unos 90 años, fue hospitalizado el 31 de diciembre en Riad. Su estado requirió la instalación de un tubo para ayudarlo a respirar.

Abdalá consiguió contener las amenazas de la red islamista Al Qaida y mantener al ultraconservador país petrolero al margen de las convulsiones de la Primavera Árabe.

Además era considerado como un cauteloso reformista entre los envejecidos herederos de la dinastía del rey Abdul Aziz, cedió contados derechos a las mujeres y redujo en detalles mínimos el enorme dominio de la policía religiosa sobre la vida cotidiana de sus súbditos.

En el marco regional, apoyó inicialmente a los regímenes autocráticos de Túnez y Egipto frente a los levantamientos populares que acabaron por derrocarlos, pero ofreció apoyo material a los rebeldes en Siria y se esforzó en recomponer las vapuleadas relaciones con el nuevo poder egipcio.

Sin embargo, no dudó en enviar tropas para reprimir un movimiento prodemocrático encabezado por chiitas contra la monarquía sunita de Bahréin, un importante aliado de los sauditas en el Golfo Árabo-Pérsico.

Abdalá llegó al trono luego de la muerte de su hermanastro Fahd, en 2005, aunque en realidad manejaba los asuntos cotidianos desde que Fahd sufrió un derrame cerebral en 1995.

En 2001, tras los atentados cometidos el 11 de septiembre en Nueva York y Washington con aviones secuestrados, la alianza histórica del reino con Estados Unidos sufrió un serio golpe al conocerse que 15 de los 19 secuestradores eran saudíes.