A través de una carta la Presidenta argentina, Cristina Fernández, se refirió al controvertido caso AMIA, señalando que la acusación planteada por el fallecido fiscal Nisman en contra del Gobierno, su canciller y el Secretario General de La Cámpora de ser encubridores de los iraníes en el atentado terrorista, se derrumbó.

Un hecho calificado por la propia mandataria como “un escándalo político y jurídico” que ha dado mucho que hablar, sobre todo tras conocerse el peritaje por parte de la policía donde se descubrió que el fiscal argentino no tenía restos de pólvora o gases que dieran cuenta de haber manipulado un arma.

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Mediante la misiva, Fernández sostiene la teoría que Nisman no sabía que los agentes de inteligencia que él denunciaba como tales, no lo eran. Agregando además que “la denuncia del Fiscal nunca fue en sí misma la verdadera operación contra el Gobierno. Se derrumbaba a poco de andar. Nisman no lo sabía y probablemente no lo supo nunca. La verdadera operación contra el Gobierno era la muerte del Fiscal después de acusar a la Presidenta, a su Canciller y al Secretario General de La Cámpora de ser encubridores de los iraníes acusados por el atentado terrorista de la AMIA”.

Ante ello, la presidenta argentina hace alusión que al fiscal lo habrían hecho volver al país no sólo para denunciar algo que no tenía sustento y que no podía perdurar, sino que “lo usaron vivo y después lo necesitaban muerto. Así de triste y terrible”.

“¿Por qué se iba a suicidar alguien que siendo fiscal gozaba, él y su familia, de una excelente calidad de vida? Pero además ¿Por qué iba a pedir prestada un arma para suicidarse cuando el Fiscal tiene registradas dos armas a su nombre en el RENAR? Una pistola semiautomática marca Bersa calibre 22 plg largo rifle (similar a la que fue hallada junto a su cuerpo) y un revólver acción doble marca Rossi calibre 38″, concluyó la jefa de Estado.