El proceso de apertura será muy largo pero “irreversible” y deberá afectar también a los aspectos políticos, declaró este martes el ministro de Exteriores español, deseando que Madrid juegue un rol importante en él.

“Es un proceso que en mi opinión es irreversible”, declaró José Manuel García-Margallo en el transcurso de una conferencia en Madrid en la que puso como ejemplo para Cuba la transición democrática española, precedida de una liberalización económica en los últimos años de la dictadura de Francisco Franco (1939-1975).

“La experiencia española demuestra que la apertura económica necesariamente va acompañada siempre de una apertura política. No es posible que la facilitación de visados, viajes, remesas y del uso de internet no se traduzca en ventajas democráticas en Cuba”, afirmó.

Margallo reivindicó también el papel de “liderazgo en las negociaciones con Cuba en colaboración con Estados Unidos” que quiere jugar España desde la Unión Europea porque “nos corresponde por nuestra posición histórica”.

“Nuestras conversaciones con Estados Unidos sobre este tema son constantes para asegurar que el proceso de apertura exterior está acompañado por un proceso de apertura del gobierno cubano”, añadió García-Margallo en un coloquio organizado por el instituto Nueva Economía Fórum.

Las primeras discusiones de alto nivel entre Washington y La Habana sobre el restablecimiento de sus relaciones diplomáticas, rotas desde 1961, están previstas el miércoles y el jueves.

Los presidentes estadounidense y cubano, Barack Obama y Raúl Castro, anunciaron simultáneamente el 17 de diciembre el acercamiento histórico entre ambos países tras 18 meses de conversaciones secretas en Canadá auspiciadas por el Vaticano.

A mediados de enero, Washington levantó una serie de restricciones comerciales y de viajes y flexibilizó las condiciones para que la comunidad cubana del país pueda enviar dinero a sus familiares en la isla.

El embargo estadounidense, que impide la mayor parte de operaciones comerciales y financieras con Cuba desde 1962, se mantiene vigente ya que solo puede ser levantado por el Congreso, actualmente dominado por los republicanos, reticentes a un cambio de política.