La primera reunión de alto nivel en décadas entre Estados Unidos y Cuba comenzará este miércoles en La Habana para preparar la hoja de ruta de la normalización de los lazos bilaterales y la reapertura de embajadas, tras dejar atrás medio siglo de enemistad.

Cinco semanas después de la histórica reconciliación anunciada por los presidentes Barack Obama y Raúl Castro, ambos países debatirán complejos asuntos migratorios y los pasos para restablecer relaciones diplomáticas, rotas en 1961, aunque el embargo estadounidense sobre la isla, vigente desde 1962, seguirá en pie por ahora pues sólo lo puede eliminar el Congreso estadounidense.

“Estas conversaciones ya no serán como antes: cuando se establecen relaciones diplomáticas ya nadie impone nada. El embargo a Cuba fue diseñado para cambiar el régimen, pero al establecer relaciones diplomáticas con un país se reconoce a su gobierno”, explicó a la AFP el analista Peter Schechter, del Latin America Center del Atlantic Council, un centro de estudios estadounidense.

“La conversación deberá centrarse inicialmente en las cuestiones más apremiantes para establecer las relaciones diplomáticas, para después avanzar a algunos de los temas centrales. Entre ellos, seguramente estará la flexibilización de normas sobre algunas libertades individuales; la situación de la base de Guantánamo; y, tal vez el más complicado, el de las compensaciones” por las propiedades norteamericanas nacionalizadas por Fidel Castro en los años 1960, agregó.

La delegación estadounidense la encabezará la subsecretaria de Estado para el Hemisferio Occidental, Roberta Jacobson, y su contraparte será la directora de Estados Unidos de la Cancillería cubana, Josefina Vidal.

Esta cita de dos días estaba programada desde antes para abordar temas migratorios, pero fue elevada de categoría y ampliada su agenda tras la histórica decisión del 17 de diciembre.

El gran ausente de este proceso de acercamiento ha sido Fidel Castro, de 88 años, quien no lo ha comentado públicamente ni asistió a la bienvenida a los tres agentes cubanos liberados por Washington el 17 de diciembre, lo que alimentó rumores sobre su salud.

“No habrá milagros repentinos”

“Yo creo que la visita de Roberta Jacobson es sin dudas histórica y sin dudas traerá cambios, pero es importante ser conscientes de que no se puede esperar milagros repentinos”, declaró Schechter.

“Pienso que podrán concretizar avances en el proceso para retirar a Cuba de la lista de países que patrocinan el terrorismo. Esto no es poca cosa, porque la permanencia en esa lista le impide el acceso a instituciones financieras” internacionales, añadió.

Los cubanos recibieron con alivio la reconciliación, pues creen que les permitirá dejar atrás las penurias. En Estados Unidos también hubo amplio respaldo: dos de cada tres norteamericanos apoyan las relaciones con Cuba y el cese del embargo, según sondeos.

Washington relajó la semana pasada algunas normas que tienen impacto directo en los bolsillos de miles de familias cubanas: aumentó de 500 a 2.000 dólares por trimestre el dinero que los cubanoestadounidenses pueden enviar a sus familias en la isla y flexibilizó los viajes a Cuba.

“Ahora le toca el turno al gobierno cubano de crear reglamentos y facilidades que motiven y favorezcan la liberalización del comercio y los viajes a través del estrecho de la Florida”, dijo el analista Arturo López-Levy, del Centro de Estudios Globales de la Universidad de Nueva York, en un artículo.

La Habana hizo un gesto en días pasados al liberar a 53 presos políticos de una lista proporcionada por Washington durante las pláticas secretas previas, desarrolladas con apoyo de Canadá y del papa Francisco.

Jacobson desayunará con disidentes

Jacobson permanecerá en la isla hasta el viernes. Antes de partir hablará con la prensa tras desayunar con disidentes, quienes no han ocultado su desazón por el cambio de la política de Washington, que por décadas fue su principal aliado y fuente de financiamiento.

Además, una delegación de seis legisladores estadounidenses, encabezada por el senador demócrata Patrick Leahy, cierra este lunes una visita de dos días a La Habana destinada a explorar vías de cooperación.

El clima de distensión fue empañado el 30 de diciembre, cuando la policía cubana impidió una protesta convocada por una artista en La Habana, pero Washington reaccionó con cautela a este episodio.

Las reuniones Cuba-EEUU se realizarán en el Palacio de Convenciones de La Habana, sede de las negociaciones de paz entre el gobierno de Colombia y la guerrilla FARC desde noviembre de 2012.