Once civiles murieron el martes en el este separatista prorruso de Ucrania cuando su autobús fue alcanzado por un cohete en un retén del ejército ucraniano.

Se trata del ataque más sangriento desde la instauración de la tregua el 9 de diciembre.

El ataque, ocurrido cerca de la localidad de Bugas, a 35 km al sur de Donetsk, acabó con la vida de siete mujeres y cuatro hombres, declaró a la AFP un portavoz del ejército ucraniano Viatcheslav Seleznev. También hay 13 civiles heridos, añadió.

“Un retén del ejército fue blanco cínicamente de rebeldes que disparaban con lanzacohetes múltiples Grad”, afirma un comunicado del ejército.

Este retén se encuentra en la carretera entre Donetsk, la capital regional y bastión de los rebeldes, y Mariupol, un puerto a orillas del mar de Azov y última gran ciudad del este bajo control de las autoridades ucranianas.

En las fotos difundidas por el ejército se ve un autobús sin ventanas, destrozadas por los impactos de obús, y cuerpos de mujeres en el interior, sobre un suelo manchado de sangre.

La fiscalía de la región de Donetsk, fiel a las autoridades de Kiev, indicó que se habían lanzado “más de 40 cohetes Grad, de los cuales varios impactaron en el autobús”.

Según el ejército ucraniano, los rebeldes dispararon desde Dokuchaievsk, una localidad situada a unos 15 km al noreste del retén. Un responsable separatista dudó sin embargo de esas afirmaciones, en declaraciones a la AFP.

“Está muy lejos de nuestro retén más cercano. ¡Que los ucranianos que disparan desde hace seis días sobre Donetsk se expliquen!”, dijo.

Por la mañana, el ejército y el ayuntamiento de Donetsk informaron de la muerte de un soldado y de tres civiles en otros sucesos.

El jefe de la misión de observación de la OSCE para el este de Ucrania, Ertugrul Apakan, deploró en un comunicado “un neto deterioro de la situación sobre el terreno en las últimas 24 horas”.

El viceministro de Relaciones Exteriores ruso, Grigori Karasin, por su parte declaró que “es el momento de tomar decisiones, sobre todo por parte del gobierno de Kiev”.

En cuanto a Estados Unidos, el departamento de Estado condenó en un comunicado los “ataques brutales y repetidos” de los separatistas prorrusos, e hizo un “llamado una vez más a Rusia para que cumpla con sus compromisos de manera conforme a los acuerdos (de alto el fuego en setiembre pasado) de Minsk”.

El martes de noche, el Consejo de Seguridad de la ONU también condenó el ataque “en los términos más severos”, en un comunicado unánime de sus 15 miembros, Rusia incluida, y llamó a la apertura de una investigación.

Tras una relativa calma que siguió a la tregua concluida el 9 de diciembre, en el este separatista prorruso de Ucrania se reanudó la violencia mortífera del fin de semana pasado, mientras los esfuerzos por relanzar el proceso de paz están en punto muerto.