Un par de navidades atrás me permití pronosticar que en 2014 todavía no iba a estallar la guerra grande, esa que, por ser la Tercera, probablemente será la vencida. Pero también agregué que para el 2015 las posibilidades de guerra aumentarían hasta niveles críticos.

Según pasaba el año, los analistas comenzaron a concordar conmigo. El peligro de guerra ha aumentado hasta un punto en que le toca al presidente Barack Obama tomar las iniciativas que sean necesarias para que la relación de su país con Rusia recupere aunque sea en parte un tono de diálogo racional.

En más de 10 de los más importantes blogs de análisis internacional, se afirmó que este año sí puede producirse la guerra. Y en general concuerdan que ésta sería una guerra distinta de todas las anteriores, basada en armamento de muy alta tecnología y con efectos devastadores.

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