El salón internacional CES 2015 que empieza la semana próxima en Las Vegas mostrará cómo las tecnologías han trascendido todos los aspectos de la interconectada vida humana: en drones, automóviles, vestimenta, sensores, pantallas gigantes u objetos miniaturizados.

El gran encuentro estadounidense de la electrónica abre sus puertas oficialmente el martes 6 de enero, pero estará precedido de encuentros con la prensa desde este domingo.

La televisión, que dio su reputación a la CES, seguirá estando muy presente con aparatos cada vez más grandes y de mayor definición, pero ahora con la nueva tecnología “4K” (o “ultra HD”).

“Ahora se producen muchos televisores 4K con precios más accesibles”, comentó Roger Kay, analista de Endpoint Technologies Associates.

Con aparatos que van desde los 1.000 dólares, el mercado podría por fin estar maduro para esta tecnología, catalogada como “más 3D que el 3D” y que ofrece “una calidad tan alta que te da la impresión de estar allí”, dijo Bob O’Donnell, de la firma de investigación tecnológica Techanalysis.

Algunos fabricantes piensan ya en la próxima generación, como la surcoreana LG Electronics que, según algunos medios especializados, podría develar un primer televisor “8K” con imágenes aún más definidas.

Tanto en 4K como en 8K, el obstáculo principal sigue siendo la falta de videos adaptados a las enormes capacidades de estas pantallas.

Ropa inteligente

Menos impresionante, pero en pleno crecimiento, son los aparatos denominados ponibles o usables, gracias a los cuales la electrónica se ha vuelto “prête-à-porter”. Tras dispararse este año, esta tecnología tomará posición como un nicho clave para los 35.000 expositores del CES.

Los relojes conectados deberían tener gran presencia y numerosos fabricantes intentarán posicionarse ante la salida este año del esperado Watch de Apple, que presta especial atención al estilo. “El reloj es un dispositivo muy personal”, dijo Bob O’Donnell, “que dará lugar a experimentaciones”.

La analista de la consultora Gartner Angela McIntyre considera que, además de relojes, pulseras y gafas interactivas, “cada vez habrá más ropa conectada, incluyendo camisas y sostenes”.

Estas piezas están llamadas a reemplazar los actuales cintos que los atletas se ciñen alrededor del pecho para controlar el ritmo cardíaco y que son “eficaces, pero incómodos”.

En el futuro, el mercado de la tecnología ponible tendrá el reto de mejorar el software. McIntyre comentó que “los aparatos y sus aplicaciones móviles se orientarán a una cuenta integrada, en la que las personas podrán tener una visión general de su estado de salud (…) basada en múltiples dispositivos”.

Esto también aumentará las posibilidades de que los datos recogidos se usen de forma más productiva. Según Ramón Llamas, un analista del instituto IDC: “Queremos aparatos que nos avisen cuando tenemos que irnos a acostar más temprano, o que nos recomienden prescindir del postre o levantarnos antes para ir caminando a la oficina”.

Drones y robots

El CES (Consumer Electronics Show) consagra por primera vez un área específica a los drones, un indicativo del creciente interés por estos aparatos que tienen “una amplia variedad de aplicaciones, desde la cobertura aérea de eventos deportivos a la ayuda en misiones de búsqueda y rescate”, dijo Karen Chupka, vicepresidenta de la asociación estadounidense de electrónica (CEA) y organizadora de la muestra.

La exposición también dedica un espacio a los robots, donde se verán máquinas conectadas a internet, controlables a través del smartphone o capaces de escuchar, ver, sentir y reaccionar al medio ambiente.

El sector automotor, en el que la electrónica juega un papel cada vez más protagónico, debería también llamar la atención con la presencia de al menos diez grandes fabricantes, que expondrán vehículos más autónomos y más interactivos.

También habrá un gran segmento dedicado a la “casa inteligente”, donde no sólo los electrodomésticos, sino también las bombillas de luz, las ventanas y los garajes responden a órdenes a distancia.

En este mundo donde proliferan los objetos interconectados, uno de los mayores desafíos es la cohabitación de los distintos aparatos: los consumidores exigen sistemas integrados para no tener que manejar una multitud de aplicaciones individuales.

“Se trata de poner las cosas a conversar”, señala Bob O’Donnell, quien aboga por “un panel de control que pueda comunicarse tanto con una bombilla inteligente como con un termostato”.