En Estados Unidos y la mayoría del mundo civilizado, existe ya la conciencia de que la crisis económica mundial continúa agravándose. Un informe emanado de uno de los grupos de analistas de la CIA, está reiterando, la semana pasada, que la economía norteamericana en realidad está al borde el colapso, y precisamente por ello la guerra está siendo considerada como última y única alternativa para evitar el derrumbe.

Al parecer, a nadie le importa un bledo el ejercicio de los procedimientos llamados “democráticos”. Ahora se trata sólo de estrategia, de conducción y liderato por parte de estrategas y estadistas militarizados.

Si se precipitan los acontecimientos, obviamente las economías abandonarán sus parámetros y sus normas, las potencias en conflicto emitirán su propio financiamiento cada una, en una denominación monetaria que tendrá por respaldo no el oro, ni la balanza comercial. No. El respaldo final será… la victoria.

La victoria aparece así como el valor económico supremo y también como el supremo valor de conducción política y jurídica a nivel planetario.

El que gane se va a quedar con todo… bueno, con todo lo que quede después de una conflagración que sin duda incluirá el lanzamiento de muchas bombas atómicas.

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