La temporada estival está a la vuelta de la esquina y con ello las familias comienzan a acercarse a las piscinas para capear el calor, o bien a aprovechar las que se tienen en casa.

Esto provoca muchos accidentes, ya que los adultos pierden de vista a los niños que están cuidado y no pueden auxiliarlos si es que estos caen al agua, lo que provoca desde secuelas graves hasta la muerte.

Felipe Meneses, director de la Escuela de Ingeniería en Prevención de Riesgos y Medio Ambiente de la Universidad San Sebastián, conversó con Podría ser peor para dar algunos consejos con el fin de evitar este tipo de accidentes:

- Vigilancia continua de los padres o de los adultos responsables, para evitar caídas de los niños a las piscinas. No distraerse con redes sociales y medios tecnológicos mientras los menores de edad están cerca de una fuente de agua.

- Aplicar la regla 10-20: el adulto debe mirar cada 10 segundos hacia la piscina y estar a una distancia que demore 20 segundos máximo en recorrer, para poder auxiliar de forma rápida.

- Si un niño se pierde en un lugar con piscina, no hay que perder tiempo buscándolo en alrededores. Lo mejor es ir directamente a la fuente de agua para reducir el tiempo en que pueda estar sumergido.

- Alrededor de la piscina debe existir una zona de al menos 1.20 metros con material antideslizante, para que caminen los bañistas con tranquilidad.

- Si no hay condiciones de seguridad, los niños más grandes deben ingresar a la piscina con un adulto que sepa nadar y que esté en condiciones óptimas para prestar auxilio. Por ejemplo, ingresar sin haber bebido alcohol, algo que se da mucho en paseos. Aunque, los niños más pequeños no debiesen entrar a fuentes de agua para adultos.

Escucha la entrevista completa realizada por Julio César Rodríguez en Podría ser peor: