Tras el fatal desenlace que tuvo la toma de rehenes en un café de Sídney, la comunidad musulmana en Australia tuvo muchas razones para temer. Apenas se supo que el perpetrador era el iraní Man Haron Monis -quien citó razones religiosas para su acción- las redes sociales se llenaron de mensajes en contra de los seguidores del islam, augurando graves represalias.

De hecho, el grupo supremacista blanco conocido como Australian Defence League ya había llamado a congregarse y tomar acciones en el suburbio de Lakemba, de mayoría musulmana, en caso de que alguien saliera lastimado en el incidente.

En esas frágiles circunstancias, una mujer identificada como Rachael Jacobs relató en Facebook una experiencia tan conmovedora, que provocó una reacción en cadena en favor de la tolerancia.

Hiyab

Hiyab

Según Jacobs, viajaba en un tren de cercanías junto a una mujer quien, al momento de levantarse de su asiento para descender se quitó su hiyab, el velo característico que usan las mujeres musulmanas sobre la cabeza, posiblemente por temor a ser agredida.

La situación motivó a Jacobs a correr tras la mujer mientras transitaba por la estación, para pedirle que no se ocultara. “Póntelo nuevamente. Yo caminaré contigo”, le dijo.

“Comenzó a llorar y me abrazó por un minuto. Luego siguió caminando sola”, concluyó Jacobs.

La escena enterneció al reportero y productor de TV australiano, Michael James, quien destacó la solidaria acción en su cuenta de Twitter. Rápidamente, se creó la etiqueta (hashtag) #IllRideWithYou (Yo iré contigo), donde miles de ciudadanos australianos se ofrecían a acompañar a los musulmanes que se sintieran amenazados.

“Si tomas el bus 373 en Cogee con Martin, usas vestimenta religiosa y no te sientes seguro estando solo, yo iré contigo. Envíame un mensaje para coordinarnos”, siguió una usuaria.

“Estoy en un tren de Newtown a Museum, entre 9 y 5:30. Si usas atuendos religiosos y no quieres viajar solo, yo iré contigo”, afirmaba otra cuenta.

“En el tranvía 19 hacia un evento de poesía. Musulmanes, yo iré con ustedes. Racistas, pueden bajarse y caminar”, ofrecía Benjamin Solah.

“Si el Asedio de Sídney es lo peor de la humanidad, entonces “yo iré contigo” es lo mejor de ella. ESTA es la forma de responder al odio”, señalaba Renee Pope-Munro.

Incluso un usuario identificado como Ken Sekiya difundió una imagen de Sarajevo en 1941, donde se aprecia a una mujer musulmana que camina del brazo junto a su amiga judía, pese que reunirse con ellos podía acarrear la pena de muerte tras la ocupación nazi de Yugoslavia (hoy, Bosnia-Herzegovina).

Otra, de nombre Kristen Boschma, contó que había pegado la etiqueta en su cartera, para que quienes la vieran supieran que podían ir junto a ella.

Tal como describe el Wall Street Journal, la etiqueta se volvió tan popular que en sólo 2 horas ya tenía más de 40.000 menciones de personas que rechazaban la violencia y se ofrecían a acompañar solidariamente a personas musulmanas que temieran por su seguridad. Para la noche del lunes, ya habían superado las 300.000.

Se trató de un gesto que se ganó muy pronto el reconocimiento de los musulmanes:

“Como musulmán, me hace feliz ver que los australianos hagan estas cosas. Muchas, muchas gracias”, indicaba un usuario de nombre Mirna.

“Es como una versión de Twitter de reunirnos encender velas. Bellísimo”, agregó Melanie Tait.

Pero quizá quien mejor pudo resumir la sensación del momento fue Jesson Maggs, en un mensaje de Facebook:

“Me di cuenta en mi viaje a casa de que el terrorismo jamás funcionará en Australia. No estamos asustados. No estamos aterrorizados. Estamos profundamente preocupados por nuestros hermanos y hermanas que estaban en esa cafetería, pero no ganarán. Nunca serán capaces de quebrantar nuestra nación. ¿Y saben por qué? Porque somos una nación de compañeros que nunca seremos quebrantados por la cobardía de unos pocos. De lo que me di cuenta en mi viaje a casa es que en su intento de asustar a nuestra nación, sólo lograron consolidar nuestro compañerismo”.